La verdad es víctima de la impunidad


Jueves 22 de agosto 2013 6:44 hrs.


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Estimado Director:

Una vez mas los poderes fácticos se la juegan para lavar y proteger la imagen de un militar acusado de participar en actos constitutivos de violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad. Los argumentos son los mismos que otros implicados en estos casos, han utilizado para eludir sus responsabilidades; el contexto de guerra en contra del marxismo, la “dolorosa decisión que tomaron las FFAA de intervenir el caos político de la época”, “la obediencia debida y el desconocimiento de las motivaciones de las órdenes cumplidas”.

Para quienes fuimos militares, que nos opusimos al golpe de estado de 1973, que desobedecimos las órdenes de los generales golpistas, terminar con la impunidad y juzgar a los culpables de estos delitos va mas allá de la norma jurídica, es un imperativo moral que nos involucra a todos los chilenos. Consideramos una aberración jurídica y una perversión moral de una extraordinaria trascendencia cultural, el seguir justificando con una guerra inexistente o con razones de obediencia debida, la tortura, la desaparición y el asesinato de personas.

Por estas razones los argumentos más recientes de Mathei y de Cheyre para eludir la justicia, incluyendo la renuncia de este ultimo, son de una alta expresión de cobardía y egoísmo, desprovistos de la arrogancia con la que actuaban en esos años, hoy se rebajan a niveles increíbles con tal de salvar su pellejo. De que otra manera se pueden analizar las actitudes de Mathei y de Cheyre, quienes alegan en su defensa deberes de discreción, que no se acuerdan de nada, que no sabían, que solo cumplieron ordenes y se escudan en la subordinación como soldado para considerarse exentos de toda responsabilidad.

El ex general Cheyre, quien en esa fecha tenía el grado de Capitán del ejercito, argumenta que su “única acción fue ejecutar la orden de entregar al niño al convento”, al referirse al caso de Ernesto Lejderman hijo de Bernardo Lejderman Konoyoica, de nacionalidad mexicana y de María del Rosario Ávalos Castañeda, quienes fueron acribillados el 8 de diciembre de 1973 en el sector de Guallihuayca, al interior de Vicuña por una patrulla del ex regimiento Arica de La Serena, del cual Cheyre era el segundo al mando.

Pero nosotros sabemos tal cual el lo sabe, que un Oficial, en particular un Capitán por su jerarquía le corresponde mandar unidades militares y de combate, por lo tanto conocía muy bien que pasaba en la unidad bajo su mando. En 1973 y en adelante, estos oficiales en ese nivel, conocían todas las disposiciones contenidas en las Leyes y Reglamentos vigentes, estaban al tanto de cuantas disposiciones decían relación al servicio en ese momento, una de las cuales era detener y eliminar “al enemigo marxista”.

En otros de los casos en los cuales este mismo oficial esta involucrado, la caravana de la muerte, al fusilamiento de 15 presos políticos, el 16 de octubre de 1973, en el Regimiento Arica de la ciudad de La Serena, por parte de miembros de la denominada “Caravana de la Muerte”, liderada por el general Sergio Arellano Stark.

Basta de mentiras, no podemos seguir impasibles ante lo que esta pasando en nuestro país, no es posible que se falsee descaradamente la historia y que todavía se hable de una guerra, y se exalte el hecho “heroico” de haber participado en los combates del 1973. En las FFAA, oficiales y suboficiales exhiben con orgullo medallas de reconocimiento por participar en “la guerra en contra del comunismo”, una historia sin fundamento pero que sigue allí, y que se transforma en una de las columnas vertebrales de la formación militar actual.

En Chile la versión oficial de la historia la escribieron los vencedores, pero con la anuencia de quienes decidieron negociar la verdad de lo sucedido, en beneficio de una convivencia nacional que nunca se ha consolidado. Por eso en los colegios la enseñanza de la historia de Chile es parcial e interesada, a los niños y niñas se les entrega una versión incompleta que en casos no pasa de nombrar a Salvador Allende o que aun no califica ese periodo como lo que fue, una dictadura cívico militar terrorista.

Estas indefiniciones influyen en que después de 23 años de democracia, aún no exista una decisión de condena universal ante la guerra sucia y el terrorismo de estado que por 17 años vivimos y sufrimos los chilenos. Permitiendo con esto que los promotores del golpe, los que lo planificaron, incluso sus ejecutores, se justifiquen haciéndonos creer que llevaron a delante una misión sagrada, la de salvar a Chile de una dictadura marxista.

No mas mentiras, que los militares responsables de violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad no se escuden en las FFAA, que asuman su responsabilidad, que digan donde fueron enterrados los muertos, los desaparecidos. Que a los ideólogos ahora empresarios, dirigentes de partidos políticos, diputados, senadores, del golpe cívico militar, los hagan enfrentar la justicia.
Enrique Villanueva M
Vicepresidente CEEFA-73
Centro Estudios Exonerados Fuerza Aérea 1973

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