Estimado señor Director.

El 28 de agosto pasado se le rindió homenaje al fallecido empresario Guillermo Luksic, en la Cámara de Diputados. Pero, a la luz de este despropósito, nos hemos dado cuenta que aún quedan parlamentarios con dignidad, en este país azotado por la corrupción rampante y transversal; me refiero al diputado Saffirio, que tuvo la altura moral como debe ser un político, y llevar con dignidad su cargo. ¿En virtud de qué se le rinde homenaje a un empresario que acrecentó su riqueza obscena durante la dictadura y los gobiernos de la Concertación y sin pagar impuestos?

Es una prueba más que fehaciente que los “honorables”, son simples servidores del capital y sus amos. Le rinden homenaje al miembro de una familia, que ha usufructuado con nuestros recursos naturales en forma escandalosa. Actualmente en Tocopilla, la mina Michilla de los Luksic, le cobra un royalty a 150 pirquineros, por permitirles explotar la concesión que ha obtenido en forma GRATUÍTA por parte del Estado de Chile, según el “Manual del Defensor del Cobre” del economista Julián Alcayaga. Es la misma familia que, con la complicidad de las autoridades y parlamentarios, pretende construir una hidroeléctrica en el Alto Maipo, contra la férrea oposición de sus habitantes.

Por éstas aberraciones jurídicas que solo existen en el país, las transnacionales y empresarios amorales, vienen a Chile a “invertir” en este paraíso fiscal. Una vergüenza nacional por tener leyes indignas y permisivas que permiten el saqueo, y doble vergüenza por tener una clase de políticos corruptos en el Parlamento, rindiéndole homenaje a éstos depredadores de nuestra soberanía.

Le saluda Atte.,

Eduardo Villegas T.