Señor Director:

Ciertamente la búsqueda de equidad en el ingreso a las Universidades es una causa que puede ser justa, pues en nuestro país las profesiones técnicas no tienen la valoración social que merecen, y por ello el único medio para vivir en condiciones mínimas de dignidad es obteniendo una profesión universitaria, debido a que en nuestro país el poseer dinero es requisito para acceder a la salud, educación, cultura, vivienda digna y otras necesidades esenciales.

Pero ciertamente el aumentar la ponderación de las NEM y el ranking de notas es una decisión errónea, y además injusta.

Errónea, porque las diferencias educacionales entre el quintil más pobre y el más rico tienen su origen en múltiples factores, que podemos resumir diciendo que los niños y jóvenes del quintil más rico poseen muchos más incentivos para el estudio, que el quintil más pobre, tales como un ambiente familiar proclive al estudio, mayor acceso a actividades culturales, acceso a psicólogos, psicopedagogos, profesores particulares, etc., mientras que el quintil más pobre enfrenta un ambiente hostil.

Por ello, la PSU no hace más que retratar una realidad. Chile es un país segregado y ello se manifiesta en todas las esferas de la vida.

El ranking no apunta a disminuir esa segregación, sino que maquilla las cifras de acceso a las Universidades del CRUCh.

La única forma de subsanar las diferencias anteriormente enunciadas es por medio de la integración; por esa razón los colegios públicos son tan “exitosos”, porque integran a sectores sociales diversos, generando estudiantes conscientes de la realidad nacional, reflexivos y capaces de adoptar planes racionales de vida, que los lleven a la autosuperación.

La clave entonces es fortalecer los colegios públicos, aumentar iniciativas como la Escuela de Verano de la U. de Chile, los propedeúticos de la USACh y que las Universidades Públicas asuman un rol activo en la defensa de los colegios públicos de todo el territorio, pues solo por medio de una educación integrada y no segregada por clases sociales podremos superar nuestra actual crisis educacional.

Injusta, porque tanto el ranking como las NEM son elementos subjetivos de evaluación, que no solo dependen de las habilidades del estudiante, sino que también de factores tan diversos como el criterio de evaluación del docente, la profundidad con que se trata un CMO, y –por qué no decirlo- las habilidades de copia de un estudiante en un examen o trabajo.

Además, las notas no reflejan a un estudiante en su real dimensión, por cuanto hay estudiantes que descuidan su promedio, pero participan de Olimpiadas Científicas, talleres extraprogramáticos y otra clase de actividades que les aportan habilidades, pero por las cuales no obtienen una “bonificación a sus NEM”.

A todo lo anterior se debe sumar, que aquellos estudiantes que obtienen buenas calificaciones producto de la poca exigencia de sus colegios, pero que obtienen un bajo puntaje PSU producto de que no han desarrollado las habilidades ni los conocimientos mínimos, con las nuevas ponderaciones podrán ingresar a carreras de alta exigencia, y durante el primer semestre pasarán de golpe de una realidad académica relajada, a un nivel de exigencia muy superior, en un ambiente muy competitivo, sin apoderados, ni profesor jefe, por lo que irremediablemente reprobarán, o pasarán con grandes vacíos, a excepción que las Universidades bajen dramáticamente su exigencia, hipotecando de paso la calidad de los profesionales chilenos, y de paso el bienestar de nuestro país.

Simón González Barrios
Estudiante de Derecho U. de Chile