Memoria incandescente (la violenta blancura del horror) se llama la exposición del Museo de la Solidaridad Salvador Allende que reúne 16 pinturas y 14 dibujos realizados por Guillermo Núñez (Santiago, 1930) entre 1975 y 1987, durante su exilio en Francia.

El autor, que fue reconocido con el Premio Nacional de Artes Plásticas en 2007, fue director del Museo de Arte Contemporáneo y participó de distintas actividades durante el gobierno de la Unidad Popular. En 1975 fue expulsado del país, luego de estar detenido durante dos periodos en la Academia de Guerra Aérea y en los centros de Tres y Cuatro Álamos, Puchuncaví y Villa Grimaldi.

La muestra del Museo de la Solidaridad incluye dibujos realizados en 1977 en París, a partir del poema “Palabras”, de Eugenio Llona, escrito en el exilio y publicado en 1978 en Roma, bajo el seudónimo de Horacio Silva. En ellos se enumeran algunos de los métodos de tortura utilizados con los opositores a la dictadura.

Asimismo, contempla pinturas elaboradas sobre bocetos que Guillermo Núñez hizo cuando se encontraba detenido: “El primer cuadro era con fondo negro, pero yo lo cambié y pinté todo el fondo de blanco. En adelante, casi todos tienen ese fondo blanco. Luego, reflexionando, me di cuenta de que eran figuras que estaban en un vacío, en un no lugar, no tenían un asidero y en el fondo era la sensación del exilio, la no pertenencia a ningún lugar. Eso nació casi espontáneamente y me di cuenta después, no podría decir que lo pensé como un punto de partida. En cierto modo, apareció solo”, explicó.

De acuerdo a Guillermo Núñez, “esos cuadros perfectamente se hubiesen podido exponer en el tiempo de la dictadura, porque no era como que uno estaba colocando la figura de Pinochet o alguna de esas cosas”.

Sin embargo, el artista subrayó que son obras que poseen un claro contenido político, aunque no lo expliciten: “Voluntariamente, esta vez no quise poner los títulos. Todos tienen títulos, pero fueron omitidos en esta exposición para que hablaran solos y fuera el espectador el que hiciera las relaciones. Nunca traté de ponerlos solo en el contexto chileno, porque los horrores de la dictadura también se siguen perpetrando ahora y después en muchos otros lugares del mundo. La violencia no solo fue ejercida con rigor en este país, sino que es inherente al ser humano, desgraciadamente. Entonces siempre está la idea de lo político, pero no con una evidencia absoluta”, dijo.

De hecho, los cuadros no están ubicados en forma convencional en el museo, sino que a través de un soporte que los convierten en “carnes y cuerpos colgados”, según subrayó la curadora, Carla Miranda: “La pintura se vuelve cuerpo y se instala como una carne colgada, como una carnicería. Eso no es casual”.

La especialista explicó además que el conjunto de dibujos y pinturas “corren por carriles paralelos”, pero están vinculados por la violencia que Guillermo Núñez sufrió en primera persona.

“Es interesante e importante el tema de esta exposición, porque es ver la pintura que no vimos y de la cual no supimos, porque estaba en el exilio. Además, tiene esa tradición de la pintura de los ’60, que pasa por este trauma personal y político chileno, que se transforma y que, después de mucho tiempo, uno la vuelve a ver como un conjunto de obras, inserto además en esta conmemoración de los 40 años, para no olvidar aquello que ocurrió también desde el arte”, indicó.

La exposición de Guillermo Núñez se encuentra junto a la muestra Fragmentos de héroes, de Máximo Corvalán-Pincheira, y se puede visitar hasta el 27 de octubre, de martes a domingo, en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende, ubicado en avenida República 475, Santiago Centro.

Actualmente, sus trabajos también se exhiben en la Universidad de Bretaña Occidental (Francia) y en la Pinacoteca de Concepción.