Los días pasan sin mayor novedad para don Eladio (Jaime Vadell), un señor que se mueve entre las dependencias de su casi abandonada fábrica de licores. En pocos días más será Navidad y enfrenta un problema: su único empleado debe viajar al sur a cuidar a su madre y ese desbarajuste de personal remarca la soledad en la que se mueve.

Se trata de un habitante de un pasado más glorioso que se niega a la modernidad y que se resiste a la oferta que le hace un agente inmobiliario para comprar su terrero: una fábrica de aguardiente casi abandonada donde elabora artesanalmente una fuerte bebida conocida como “La chupilca del diablo”.

Don Eladio es el personaje que sostiene La chupilca del diablo, primera película de Ignacio Rodríguez, que logró el premio Fipresci en el Festival de Cine de Toulouse y se estrenará en Santiago y regiones este jueves 14 de noviembre.

“La idea nace de un proceso de observación de una situación personal”, dijo el director. “El universo de la película es, básicamente, el mundo cotidiano de mi abuelo materno. Siempre me llamó la atención él como personaje y también su trabajo, su oficio, que es la elaboración de licores artesanales. Observándolo surgió la pregunta de cómo era posible que su negocio fuera siquiera capaz de sobrevivir y de competir al lado de las grandes compañías dedicadas al rubro”, explicó.

“Lo que me interesó contar fue precisamente esa resistencia al olvido, a dejar que las cosas se transformen, aunque sea por su propia causa”, añadió.

“Trabajar con Jaime Vadell fue una fortuna y un placer”, indicó Ignacio Rodríguez. “Un actor de su trayectoria y talento sólo podía beneficiar a la película. Está en casi todos los planos. Además, pudimos contar con él en toda la etapa previa al rodaje, cuando todavía estábamos en la escritura del guión, y ahí su aporte fue decisivo: moldeando paulatinamente el personaje y también la historia”.