Señor Director:

Los ciudadanos ejerceremos nuestro derecho a elegir a aquellos que gobernarán nuestro país y dirigirán sus destinos y el de nuestra sociedad. Todo ciudadano que vaya a votar lo hará por el candidato que cree es “el mejor”, pero creo que no se votará por el mejor, sino “por temor”. Le diré porque (y con mi derecho a equivocarme).

Es sabido que os seres humanos pasamos la mayor parte del tiempo pensando y el ser humano piensa en imágenes, las cuáles tienen un fuerte impacto en nuestra vida. Cuando imaginamos creamos emociones basadas en el amor o en el temor y estas emociones derivadas de las imágenes que pensamos o que vemos nos hacen “creer” y luego “sentir” para así “proceder”.

Es por este cotidiano proceso que, especialmente la televisión y los rostros de personas de la política que vemos por ciento cada día, ejercen una “influencia” en nuestras decisiones, desde las más insignificantes hasta en que gastamos el dinero. En ambos casos, lo que vemos son pantallas que son una verdadera “hipnosis” en el subconsciente de las personas (a esto le llamo yo “marketing esclavizante”), ya que se trata de una especie de esclavitud de nuestra voluntad y por ende de las decisiones que tomamos, pues cuándo vamos a tomar una decisión nos asaltan estas “pausas comerciales” y ahora “Pausas políticas”, basadas más en el temor a perder algo que en el amor a ganar algo.

Desde siempre aquellos que se creen “poderosos” han usado la poderosa arma del temor para mantener a la humanidad a sus pies. Basta con saber que la iglesia con esta arma, especialmente en la edad media, “conquistó” millones de seguidores los cuáles por temor a un “infierno” que les inventaron se dejaron “atemorizar” y por ende creyeron que era lo mejor.

La historia se repite a través de los siglos. Sepa usted que el temor es una esclavitud y lo peor de la esclavitud es que con el tiempo a los esclavos acaba por gustarles. Lo más destacable de esta situación es que los candidatos a ocupar un puesto político también lo hacen “por temor” a perder esa oportunidad de ocupar un sillón gubernamental desde el cuál ejercer poder, ejercer temor bajo leyes represivas y de paso tener una sublevación de los temerosos gobernados, amén de un envidiable sueldo y otros privilegios. Es decir, ellos saben muy bien como cosechar abundante miel… aunque constantemente le están dando patadas a la colmena.

Creo que en este mundo “globalizado” las grandes dificultades se solucionarán solo cuando realmente se haga “política” y no “demagogia” y se nos inste a sufragar por “amor a una vida mejor” y no por “temor” a perder el hecho de que nos gobierne el que creemos “mejor”.

Si va a sufragar, no lo haga “por temor”, hágalo “por amor”… por amor ¿A quién o a qué?. Esa es su decisión libre, es decir, es “su mejor manera de votar”.

Atte Miguel Baetty

Comentarista autodidacta