En el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS) se listan, entre otros, los Parques Metropolitanos que son áreas verdes de uso público que pueden acoger actividades recreacionales, deportivas, de culto, cultural, científico, de esparcimiento y turismo al aire libre, y ambas riberas como el lecho del río Mapocho, por todas las comunas donde discurre, desde Lo Barnechea hasta Maipú, tienen esta categoría. Las edificaciones permitidas, es decir, complementarias a las áreas verdes, no pueden sobrepasar el 1% de la superficie del predio, incluidas las áreas de estacionamientos. Esta disposición reglamentaria es conocida por todos aquellos que se relacionan con las materias de usos de suelo y normas de edificación en el ámbito de Vivienda y Urbanismo.
Ahora bien, en la ribera sur del río Mapocho, dentro del territorio jurisdiccional de la Municipalidad de Vitacura, enfrentando la avenida José María Escrivá de Balaguer, en una distancia aproximada a los 2 kilómetros, desde el puente Lo Curro hacia el occidente, con un ancho promedio de 70 metros, existen desde hace años diversos tipos deequipamientos turísticos, gastronómicos, deportivos, culturales y centros de eventos en donde ocasionalmente se practica el comercio, tales como:
1) la biblioteca y centro cibernético Vitanet que administrativa la municipalidad respectiva,
2) el centro turístico y gastronómico Borderío con unos 20 restaurantes y los necesarios estacionamientos sobre el nivel natural del suelo.
3) un llamado punto limpio (reciclaje de vidrios, papeles, tetrapack y embases plásticos), administrado por la Municipalidad de Vitacura, cuyo amplio espacio se utiliza también como estacionamiento de los vehículos que visitan el elegante centro Borderío,
4) un monumental gimnasio con nombre de fantasía Balthus, de alto nivel en el lugar en donde antes se encontraban varias canchas de tenis entregadas en comodato por la dictadura de Pinochet al eximiodeportista Hans Gildemeister,
5) un par de restaurantes de un conocido empresario peruano en un terreno más pequeño que negoció directamente con Gildemeister,
6) la magnífica edificación sólida CasaPiedra que originalmente se le concesionó a la sociedad conformada por El Mercurio y por la familia Ergas, controladora ésta en aquel entonces del Banco Edwards, hoy de propiedad del Banco de Chile. Este elegante centro de eventos es el predilecto de aquellos actores privados que toman las decisiones políticas y económicas en Chile y no sabemos quién es el actual titular de esta concesión, teniéndose en cuenta que en estas operaciones funciona el mercado.
7) una feria de chacareros quienes ejercen actividades diversas los días jueves y viernes y en donde hay venta de productos orgánicos los días sábados,
8) el Club de Bridge Santiago, administrado por una directiva conformada por jugadores de cartas,
9) un vergel con cientos de especies arbóreas, con una casa de madera en donde vive desde hace unos 35 años un esforzado jardinero. Esta modesta morada, que podríamos asimilar a las viviendas sociales, era utilizada años atrás por un matrimonio de cuidaba un terminal agrícola, hoy inexistente,
10) el Club de Tenis Lo Cañas que cumple un valiosa función social-deportiva.
Ahora bien, tanto el jardinero, persona pobre de la tercera edad, que vive en una faja de terreno de 1.800 m2 gracias a una autorización verbal inicial de un alto funcionario de la dictadura, la que ha sido ratificada formalmente en años posteriores, como el Club de Tenis Lo Cañas que ocupa otra faja de 25.000 m2 y las otrora canchas de tenis de Gildemeister, son los más antiguos vecinos de la ribera sur del río Mapocho : están ahí desde los años 1978-1982 y los 3 fueron damnificados por las inundaciones provocadas en tierra firme por la crecida del río Mapocho del año 1982. Dicho jardinero y los rondines de ambas instalaciones deportivas, como quien escribe esta columna, residente en aquella época en ese sector, entre otros, fueron evacuados oportunamente por helicópteros del Ejército y Carabineros.
Antes de la posesión de los 3 anteriores en esa zona ribereña, tal extenso bien nacional de uso público era un vertedero ilegal en donde se depositaban todo tipo de escombros, animales muertos, muebles en desuso y desechos de jardines, todo a vista y paciencia de las relajadas autoridades de la Municipalidad de Las Condes. Podríamos decir entonces que con la ocupación privada en comodato, en concesión o con permisos precarios, esos terrenos han cambiado favorablemente su fisonomía, lo que es bueno para la ciudad.
El terreno, verdadero ornamentado jardín, que ocupa el jardinero de marras, está lleno de distintos tipos de bambúes, palmeras, liquidámbar, tuliperos, ligustros, quillay, peumos, nogales, cerezos, nísperos, mandarinos, paltos, limosneros, cactus, etc. en infinidad de árboles,arbustos y plantas y en visita a este espacio natural observamos que hay más 30 variedades de especies con unas 1.500 unidades plantadas y por ello ahí existe un microclima. Como se comprenderá, este terreno entrega a la comunidad solamente externalidades positivas relacionadas con el paisajismo y por el follaje de sus árboles, emitiendo mayores niveles de oxígeno y capturando dióxido de carbono.
Hace unos 20 años atrás el directorio del Club de Tenis Lo Cañas, le encomendó al administrador del mismo que se contactara con el jardinero vecino para ofrecerle “un negocio redondo” consistente en la entrega de una cierta suma de dinero porque el club deseaba ampliar su superficie y para ello era indispensable anexar el terreno jardín. Su ocupante, rechazó tan atractiva oferta porque tenía un interesante proyecto para conformar un museo de características netamente rurales de nuestro país, lo que finalmente no pudo realizar.
Tiempo después un ex alcalde le notificó al jardinero que tenía que dejar el terreno porque el directorio del Club de Bridge Santiago lo necesitaba para materializar un complejo de áreas verdes, ante lo cual el afectado recurrió solicitando amparo a la ex diputada DC Eliana Caraball quien, por su calidad de arquitecta y conocedora de estas materias, ejerció sus buenos oficios ante la Intendencia Metropolitana para evitar el desalojo en ciernes.
Hemos sabido que últimamente la Municipalidad de Vitacura, con Raúl Torrealba a la cabeza, ha vuelto a la carga para que este vulnerable compatriota, devuelva el terreno transformado por él en un verdadero parque, ello porque el valor del suelo en ese empingorotado sector oriente es muy alto. En razón a que toda la casta política en sus discursos se declara a favor de la integración social, la que también se considera en la Política Nacional de Desarrollo Urbano, (PNDU) recién aprobada por el presidente Piñera, estimaríamos de pésimo gusto que se expulse del terreno que ocupa dicha persona.
A través de esta publicación interpelamos a las autoridades locales y centrales para que revisen esa odiosa decisión de desalojo porque en ningún caso se justifica, más aún si algunos de los otros ocupantes con diversos tipos de equipamientos son deudores morosos por el no pago de contribuciones de bienes raíces a la Tesorería General de la República y en otros casos no se respetan apropiadamente los usos de suelo fijados en el PRMS.
Como estamos a favor de la integración social de verdad, nuestra fundación espera que Torrealba se desista de su medida expulsora y en tal sentido estamos seguros que escuchará esta solicitud porque el bien público Parque Metropolitano del Río Mapocho nos pertenece a todos y no solamente a los privilegiados.