El legado de José Mujica

2014 es el último año de gobierno de José Mujica. En un balance de sus acciones destacan, por un lado, las aprobaciones liberales y las políticas audaces del país respecto a los derechos sociales. Sin embargo, los cuestionamientos medioambientales y su gestión internacional también son criticados por los expertos.

2014 es el último año de gobierno de José Mujica. En un balance de sus acciones destacan, por un lado, las aprobaciones liberales y las políticas audaces del país respecto a los derechos sociales. Sin embargo, los cuestionamientos medioambientales y su gestión internacional también son criticados por los expertos.

Este 2014 Uruguay celebrará elecciones presidenciales. La imposibilidad constitucional de postular a la reelección, presenta como principal carta a la sucesión de José Mujica, al ex mandatario Tabaré Vásquez, de su misma coalición, el izquierdista Frente Amplio. Ocurriría así que, luego de que el sector no lograra en toda la historia del país el gobierno, ahora obtendría un tercer periodo consecutivo.

Los balances que se pueden hacer del actual presidente son variados. El impacto social generado por algunas de sus aprobaciones, tales como la legalización del matrimonio homosexual, la despenalización del aborto o la legalización para el cultivo y venta de marihuana, han ubicado al mandamás como un rostro reconocido, poniendo de paso a Uruguay en el mapa de la política mundial.

Sus conmovedores mensajes en asambleas internacionales, rescatando la importancia de los valores humanos, por sobre las pretensiones económicas, así como su aspecto de hombre campesino, que dirige a su Nación en sandalias, le han valido adeptos y detractores.Sin embargo, detrás de la figura del cultivador de flores emerge la historia de un animal político. Con un pasado guerrillero, fue electo diputado, luego senador, hasta convertirse en ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca entre 2005 y 2008.

Líder del Movimiento de Participación Popular, sector mayoritario del partido del Frente Amplio y que recoge en gran parte a los tupamaros, en 2008 y para enfrentar la contienda electoral, Mujica abandonó las filas de su partido, asegurando que: “dejaba de estar obligado a la disciplina del grupo y a sus órganos de dirección”, carta aceptada por la dirigencia del Movimiento.

De ahí en más, se encaminó su carrera presidencial, que en 2009 lo llevó a vencer a Luis Alberto Lacalle, que actualmente encabeza el sector de la Unidad Nacional.
Pese a que su país fuera electo como el país del año, por The Economist, hay quienes presentan bemoles de su gestión, donde la relación con Argentina, su trabajo en materia de recursos naturales y la gestión administrativa serían los puntos débiles.

“Ha logrado posicionarse como un referente para cierto sector de América Latina, rescatando elementos que eran necesarios reforzar en la política”, aseguró la cientista política Paz Millet.
En lo positivo, la analista asegura que la figura de Mujica rescata desde la izquierda, una expresión de algún descontento que había con la política tradicional: “llega al poder como canalización del descontento uruguayo, que llega desde lo social”.

La académica de la Universidad de Chile, sin embargo, cuestionó su gestión internacional, así como ausencia en marcar elementos de continuidad que habían sido tradicionales en Uruguay.

“Le falta mayor capacidad de gestión en el ámbito de la política exterior, mayor elemento de continuidad y de marcar ciertos principios fundamentales y ciertas vertientes tradicionales de Uruguay. En el tema con Argentina, se han agudizado las discrepancias y él no ha tenido capacidad de resolverlas”, señaló.

Los medioambientalistas uruguayos también han sido críticos de algunas políticas impulsadas por el gobierno. Potenciar el extractivismo minero ha sido fuertemente cuestionado por defensores y comunidades uruguayas, que ven en la gestión de Mujica una continuidad de lo iniciado por Vásquez, aseguró el director de OLCA, Lucio Cuenca.

“En Uruguay con el tema medioambiental pasa lo que se repite en ciertos países que tienen gobiernos denominados progresistas o de izquierda, que si bien desde el punto de vista de los derechos, de los avances en la democratización, han mantenido políticas con fuerte acento en el estractivismo, lo que ha generado tensiones, disidencia al interior de Uruguay, por ejemplo, de ser un país con tradición agrícola y ganadera, se está impulsando –con apoyo del gobierno de Mujica- la apertura de la mega minería”, advirtió el experto.

La relación con Argentina tampoco ha sido fácil. Si bien Mujica fue electo con el apoyo explícito del Kichnerismo, hoy en día estas conversaciones estarían “trancadas”, según declaró el propio Mujica. Conflictos por la papelera UPM, además de declaraciones políticas poco acertadas del mandatario, como aquella de que “la vieja es peor que el tuerto”, lo han puesto en zona cero con Buenos Aires.

La necesidad de recomponer los lazos, de cara al futuro, es analizada por Paz Millet: “Hay una serie de intereses económicos que están en juego, el ámbito comercial, empresarial va a seguir desarrollándose paralelamente, pero ya se está viendo como estos se están afectando, y este es un desafío inmediato, y en el mediano plazo”, analizó la profesional, para quien no es posible seguir avanzando sin recomponer la relación.

Desde diversas zonas del mundo se ha rescatado el tipo de liderazgo ejercido por el presidente, así como también la importancia histórica de las medidas aprobadas, las que ponen a Uruguay a la vanguardia internacional de temas donde las políticas tradicionales parecen haber mostrado su fracaso definitivo. Sin embargo, como todo en la política, nada es unánime.





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