¡Y todo por una confesión!

  • 15-02-2014

(Historia anónima encontrada en un viejo manuscrito el año 2070)

Finalmente, después de años de búsqueda, Interpol dio con el paradero del prófugo Remigio Elgueta, involucrado en una serie de crímenes y antiguo miembro del Frente Popular Matías Romaguera.

Elgueta se hizo famoso por diversos atentados en contra de uniformados el año ..90, así como del asesinato el año ..91 del Senador Julio Góngora, considerado el cerebro de la constitución del general Alipio Prevot, aún vigente en aquellos años en el país.  Asimismo, el terrorista participó del cinematográfico rescate en helicóptero de otros delincuentes presos en la Cárcel de Absoluta Solidez.

Una vez sometido a proceso, llamó la atención la confesión de Elgueta respecto a su nexo con la Policía: reveló que después de haber estado preso por delitos menores el año ..88, un oficial lo habría invitado a infiltrarse en el Frente Popular para poder proveer información de inteligencia a la institución.  Más aún, confirmó que tanto respecto de los atentados a los uniformados como del asesinato de Góngora, él habría dado aviso previo al superior a cargo de la oficina de inteligencia policial.  En un primer momento los fiscales de la época procuraron minimizar la confesión del imputado, mientras que los abogados de los personeros de inteligencia hicieron lo posible por invalidar el modo en como la confesión había sido obtenida.

Pero la confesión ya había sido difundida por los dos mayores medios escritos de la época, de uno de los cuales Góngora había sido un prolífico colaborador.  Esto motivó una impetuosa reacción de los correligionarios de Góngora, militantes de Utopía Dádiva e Integración.  Varios de sus históricos líderes se declararon en huelga de hambre para exigir que la Policía llevara a cabo una investigación interna y concluyera responsabilidades penales en contra de aquellos que sabiendo del peligro que corría el Senador Góngora no hicieron nada por impedir su asesinato.  Sorprendente fue entonces el retorno a la arena política de Pedro Luongo, recientemente retirado por problemas de salud, pero que lideró al grupo de huelguistas que exigían justicia.

Tal fue la presión política que finalmente el General Director de la Policía, Gabriel Alonso Gaona Jorquera, instruyó una investigación interna que logró determinar la responsabilidad de 18 miembros de la institución, 4 de ellos ya retirados entonces, que fueron sometidos a proceso y condenados a penas de diversa gravedad.

Pero la importancia histórica de este suceso sólo puede subrayarse porque ese fue el inicio de una serie de investigaciones que demostró varias operaciones en el país que tenían por finalidad agudizar conflictos por medio de infiltrados de la Policía.  Dos de las más complejas (por el número de infiltrados detectados) fueron las operaciones dirigidas a agudizar el conflicto con las poblaciones autóctonas de Isla Mancera, así como con los Parvularios Organizados por la Calidad de la Educación.

Desde un punto de vista sociológico, esta anomalía en la historia no cuenta con muchos ejemplos: un incidente particular (la detención accidental de Elgueta) llevó a una seguidilla de procesos en contra de miembros de la Policía que terminó por iniciar un nuevo ciclo, más apegado a la institucionalidad democrática que empezaba a consolidarse y que la ha llevado a ser reconocida actualmente como una de las Policías más eficientes y Constitucionalistas del America.

* Académico de la Universidad de Chile, Senador Universitario (@jchnaide).

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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