Señor Director:
En mi opinión, debiese suprimirse la función de Primera Dama y dejar sus actividades a cargo de los servicios adecuados. Cuando los ciudadanos elegimos a nuestros gobernantes, lo hacemos in tuito personae y sin que ello haya de afectar a familiares, cuya participación resulta postiza y forzada.
Lo que planteo, nada tiene que ver con el señor Dávalos ni con las señoras Morel, Durán y demases, sino con el hecho absurdo y caprichoso de que elegir a un primer mandatario conlleve la automática incorporación de un familiar en su administración.
En cuanto a las actividades tanto o más positivas desplegadas por quienes han hecho de Primera Dama, no veo por qué han de desaparecer, pero tampoco han de imponerse a la pareja del gobernante, sino pasar a ser responsabilidad de servicios del Estado.
Finalmente y respecto de la condición de soltera de la presidenta Michelle Bachelet, acotaría que también lo era Jorge Alessandri y ningún menoscabo le significó tal estado civil a su administración (1958-1964), la última de derecha elegida democráticamente antes de Sebastián Piñera y una de las de mejor recuerdo en el pasado siglo.
Rafael Enrique Cárdenas Ortega
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