A.C: ¿Los derechos están sobrevalorados?

  • 27-03-2014

Aunque usted no lo crea hay mucha gente, hombres y mujeres, que considera que el tema de los derechos de las personas está sobrevalorado. Consideran que el derecho a manifestarse está sobrevalorado; que el derecho a la educación pública, de calidad y gratuita esta sobrevalorado; que el derecho de autonomía de las comunidades y culturas indígenas (de cualquier otro seguramente) está sobrevalorado; que el derecho a la libre circulación por espacios públicos y calles, está sobrevalorado; que el derecho al uso de los parques y espacios recreativos está sobrevalorado; que el derecho a la sindicalización está sobrevalorado; que el derecho de los presos a condiciones dignas está sobrevalorado; que el derecho a decidir de las mujeres sobre su propio cuerpo y maternidad está sobrevalorado. Suena como una repetición inconsciente, o quizás no, de la constitución que sabemos tiene su origen en una dictadura militar, es decir en un gobierno no democrático. Por tanto, dada su inspiración autoritaria ¿por qué habrían de importar los derechos de las personas, menos aún los derechos de los/as otros/as en Chile?.

Sin embargo, también existe una gran cantidad de personas que cree que los derechos de las personas, los derechos humanos, políticos y sociales son importantes y que hay que desarrollar mecanismos para asegurarlos. Por ello resulta elemental cambiar la Constitución por una nueva. Aunque parezca de perogrullo, la razón de tal básico cambio es muy simple: porque la que tenemos no es el fruto de un proceso democrático, por tanto ¿cómo le damos forma a la democracia que queremos si su acto de fundación se base en el autoritarismo, la represión y la negación de la democracia? Cuando se dice que no es necesaria una Asamblea Constituyente o que sólo la actual Constitución puede dar las formas supuestamente democráticas para su reforma o para una eventual nueva Constitución, también, se está diciendo que los derechos de las personas están sobrevalorados. Y como argumento político es, al menos, una falacia. La política es, entre otras cosas, la constitución permanente del orden, son los actos de fundación y refundación de la sociedad. Generar mecanismos que aseguren las formas democráticas de esas acciones resultan indispensables para quienes creen en la importancia de los derechos de las personas ante el poder discrecional de un individuo, grupo u organización, los que surgen como depositarios del poder cuando no hay democracia.

Ciertamente, el cambio de Constitución a través de una Asamblea Constituyente es en este sentido el modo más democrático que pueda usarse. Algunos alegarán que puede ser lenta, otros que puede ser costosa, hasta que puede ser engorrosa, pero no podrían alegar en ningún caso que sea una forma más problemática que el origen mismo de la de la Constitución actual. La cual alimenta la displicencia ante el ejercicio de los derechos de los/as otros/as.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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