Señor Director:
“El desarrollo de un país y regiones es una tarea de largo plazo puesto que se puede estimar que más del 70% de la población actual estará viva en el 2040”
1.- ¿Qué puede esperar -de ahora a entonces- esta población a partir de los “Programas de Gobierno” de las dos candidaturas?
Hasta ahora, muy poco dado que lo que se conoce de ellos hasta hoy es casi nada. Solo sabemos que se gestionarán una serie de múltiples propuestas y medidas -sin coherencia alguna entre muchas de ellas- cuya interrelación, efectos, objetivos y sus metas (que son objetivos cuantificadas en el tiempo) de mediano y largo plazo hay que imaginarlos, dado que todavía no se explicitan.
Según nuestra experiencia profesional en lo público y lo privado: si no sabemos dónde queremos llegar, da lo mismo cual camino tomar y por tanto no hay nada que racionalmente se pueda evaluar. No se pueden medir intenciones, sentimientos, profundizaciones de… ni el lema de moda: ¡Vamos a avanzar en esa dirección…! Sin definir el: ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Cuánto? y el ¿Cómo?
2.- Decir que: “a muy pocas personas les importa conocer tales Programas” o afirmar, de existir estos: “son muy pocos los que leen o se interesan” es sólo una frase, que a veces proviene de los mismos que serán elegidos para gobernar. Resulta ser esta una manera sutil, pero muy profunda, de considerar que las inquietudes de las personas no son importantes o que no les interesa el devenir nacional en que vivirán las futuras generaciones y ellos mismos. Y si es por eso ¿para qué el 30% -que ya no estará en el año 2040- sigue acumulando riquezas materiales, políticas o culturales y postulando a la gobernanza? Se oye mucho lamento de la clase política y otros en prensa relativo a que la gente no participa en las votaciones, pero si las candidaturas se niegan a debatir abiertamente y en profundidad sobre sus programas y ni siquiera los publican íntegros para entusiasmar a todos sus prospectos electores -entre aprox. 13.000.000 inscritos- solo van a generan mayor abstención. Así las cosas, el que alguna de las candidatas gane con solo un 25% de apoyo será de altísimo riesgo para el estado nación. Por ej. Si el precio del cobre se mantiene y la economía sigue creciendo a las mismas tasas actuales todo irá más o menos bien, pero de darse un escenario diferente a la baja y contando la elegida con un apoyo tan poco significativo de la población se hará muy difícil el arte del buen gobernar y la población que tendrá la excusa perfecta del descompromiso: “yo no voté”
3.- Además de conocer y difundir los programas y que haya muchos debates temáticos para conocerlos bien a fondo y saber cuáles son sus planes principales (y alternativos) para a un futuro por naturaleza intrínsecamente incierto y así conocer los compromisos reales y la letra chica -sin evasivas o ambiguas respuestas- que adquieran las candidatas y adherentes del nuevo gobierno. Esta sana práctica permitiría además saber los consensos y diferencias entre ambos programas de gobierno, lo que nos precave de rupturas nacionales en blanco y negro al saberse de antemano las áreas de intersección positiva de ambos programas de gobierno y sus políticas. No es bueno pedir a la ciudadanía un voto de confianza a ciegas, por afinidad ideológica mera simpatía, sin saber cuáles serán las obligaciones y deberes que las ofertas presidenciales conllevan para cada uno de nosotros.
4.- Finalmente, sin objetivos claros ni metas para el país, sin programas y ni planes, sin los recursos disponibles asociados para cumplir las promesas y metas y sin los acuerdos profundos y sinceros de las fuerzas internas más importantes de la nación se podría llegar en 10, 20 o más años a cualquier parte, y no sabremos contra qué resultados hay que comparar los resultados… porque no hicimos las exigencias a tiempo.
Por eso insistimos siempre en el necesidad de contar con una Agencia de Estudios del Futuro (ADEF), que vele por estas materias y apoye a partidos y gobernantes en resolver sus dificultades para elaborar un programa de gobierno a la altura de los tiempos -integral y creíble- y que así se tenga mayores posibilidades de ser cumplido para conducirnos al prometido desarrollo que desde hace décadas nos hacen los partidos políticos.
Chile necesita un programa de gobierno detallado y serio con los recursos asociados para cumplirlo y que indique claramente: de qué manera va a contribuir la candidata a mandataria (encomendada) para tener un buen y mejor país en las décadas siguientes sin defraudar a los chilenos y muy especialmente a sus propios partidarios.
Omar Villanueva Olmedo
Director OLIBAR Consultores
Lic. Ciencias Económicas y Adm. (FEN)
Universidad de Chile
El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.