Droga y prostitución al abordaje de la economía

  • 15-06-2014

Según la directora del Instituto Nacional del Estadísticas, INE, su gestión la abocará tanto a la realización de nuevo Censo abreviado de 2017 como también a incluir dos nuevos indicadores del mercado laboral: la calidad del empleo y la informalidad. Aspectos clave, estos últimos, que nos permiten entender qué es lo que implica decir que se tiene un empleo hoy en Chile. Una figura que se ha prestado para disfrazar nuestra realidad y no solo la laboral de manera grosera, llegándose al absurdo de quien tiene dos medias jornadas a la semana, figura como una persona empleada. Como si eso alcanzara para pagar vivir.

Ximena Clark es ingeniera comercial y máster en economía y, desde hace tres meses después de haber ganado por concurso de Alta Dirección Pública, está al frente a una de las instituciones que sufrió uno de los golpes más letales que pueden afectar a un organismo que se ocupa de las estadísticas: la credibilidad. La desinteligencia, por llamar de alguna manera lo acontecido con el Censo 2012 y cuyas consecuencias, incluso las penales recién se asoman, golpeó en el corazón de esta institución que es esencial para entregar una radiografía de lo que somos como país. No solo desde el punto de vista de cuántos televisores por hogar existen o cuánto ha aumentado la población evangélica, que es por cierto importante, sino que para entender la realidad. Acaso una tarea imposible para la mente humana, pero al menos, una aproximación de lo que somos. De aquí que la inclusión de nuevos indicadores del mercado laboral como la calidad del empleo y la informalidad, ayudarán a visibilizar áreas que hoy están en la oscuridad y que a la luz de lo que está aconteciendo en otras latitudes son indispensables. Pero ese debiera ser solo el comienzo de un cambio más estructural, y sobre todo, honesto.

Cuando la credibilidad está por el suelo, la honorabilidad es el primer paso para reconstruir confianzas. Una cualidad que, insisto, debe ir acompañada de un deseo por saber lo que verdaderamente somos y no lo que quisiéramos mostrarle al mundo que queremos ser.

Miremos un poco hacia el lado. El INE de España está en estos momentos trabajando con la cabeza a dos manos para cumplir antes de octubre con unas particulares exigencias de la Unión Europea que implica actualizar su metodología contable a una normativa que han denominado SEC 2010. Pues bien, la contabilidad nacional española debe tener para dentro de unos meses cifras al menos, aproximadas, de lo que significa la economía no observada en ese país. Esto es que las cifras del Producto Interno Bruto incorporen el aporte de las actividades ilegales como la producción y tráfico de drogas, prostitución y contrabando. No es una broma, como lo pensó el gerente de una casa de prostitución cuando recibió un llamado hace unas semanas, desde el INE, con preguntas del tipo: ¿cuánto cobra una prostituta por un servicio medio? ¿Cuál es el número de servicios por prostituta al día y cómo ha cambiado en los últimos cinco años? Cuando ese gerente recibió un correo electrónico desde la institución, recién tomó en serio las preguntas, pero el problema surgió cuando no disponía de la información para responderlas. Es un trabajo demasiado informal para ser medido. No hay tarifas  fijas ni registros de lo que implica ejercer la prostitución en ese país. Lo que sí ya saben es que tendrán que estimar, de modo que para calcular esa área no visibilizada de la economía hispana harán una estimación a partir de los ingresos que tienen los locales establecidos. Para calcular cuánto mueve el mercado de la droga y  cuánto aporta a la economía del país harán una estimación a partir de la mercancía incautada que, por ejemplo, en 2012 ascendió a un valor de 2 mil 700 millones de euros en cocaína, hachís y heroína. Se supone que las incautaciones corresponden entre un 10 y un 15 por ciento de lo que efectivamente se transa en este mercado no observado, como lo denominan, de modo que estaríamos hablando de millones de euros que redundarán, a la postre, en un importante salto del PIB. Los especialistas hispanos ya asumen que el PIB aumentará entre un 1,5 y un 3 por ciento debido a la inclusión de estas actividades ilegales dentro de la contabilidad nacional. El caso de Portugal da una señal en este sentido cuando, al incorporar el impacto de estas actividades ilícitas en su economía, el PIB aumentó en un 0,4 por ciento.

El requerimiento europeo ya se ha implementado en otros países comunitarios, como Austria, Estonia , Finlandia y Suecia, pero economías como la inglesa, la francesa o la española aún no lo habían considerado. Por ello es que cuentan con un documento llamado Cómo medir y estimar actividades ilegales que les explica a los organismos técnicos la manera de cómo calcular los aportes de la droga y la prostitución a sus economías.

Otro aspecto interesante es que según la normativa del SEC 2010, los gastos militares y los de Investigación, Desarrollo e Innovación serán contabilizadas como inversiones en lugar de consumo, lo que también implicará otro aumento del PIB de casi un 1,5 por ciento.
¿Cuánto subiría nuestro PIB si consideráramos la “inversión en compra y venta de armas”? ¿Qué pasaría si se calculara, aunque sea una aproximación, de lo que está significando el mercado de la droga en Chile?

La realidad de esas cifras mostrará a un país más inequitativo y cruel… quizás por eso es que no quieren ni verlas, por ahora. Muy luego, la OCDE obligará a sus socios a incluir esa economía no observada. De eso estamos ciertos y para eso hay que prepararse.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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