Desde siglos los pueblos indígenas han contribuido a los saberes y conocimientos a partir de la observación del cosmos y su directa relación con la naturaleza.
Cabe señalar que han sido capaces de crear un calendario e identificar un año nuevo propio, a través de la identificación del solsticio de invierno que comienza en el mes de junio y en diferentes días según cada cultura (desde el 20-24 de junio) esta distinción es fundamental al momento de conocer y comprender al mundo indígena; su complejidad cultural -religiosa, ya que cada prerrogativa a la madre tierra se convocan a todos los elementos de la naturaleza, pero es el sol, el astro convocante a esta nueva renovación, que entrega vitalidad y fertilidad a las nuevas cosechas.
Durante la semana pasada se llevaron a cabo ciclos de conversatorios, ferias gastronómicas y celebraciones tanto en los espacios estatales (museos, universidades, colegios, municipios) como en el espacio social (comunidades indígenas en la ciudad).
¿Cuál es la importancia de el Machaq Mara aymara, Inti Raymi quechua, We Tripantu mapuche, Colla o Kolla, Aringa Ora o Koro Rapa Nui, Likan Antai atacameño en la urbanidad? Esta es una pregunta con muchas respuestas, una de esas respuestas puede explicarse por el proceso de reetnificación en la ciudad, junto a la preservación de la memoria cultural histórica, tradiciones y el del “ser indígena hoy en el siglo XXI”, el que el indígena convive con lo chileno, ya que es estudiante, trabajador entre otros oficios pero que no olvida quiénes fueron sus antepasados, y lo significativo que es continuar el legado, y la lengua.
Dentro de las actividades que se realizaron por el mundo indígena desde el centro (Santiago) estuvo el Seminario “Santiago antes de Santiago”, realizado en el ex Congreso Nacional, donde se deconstruyó la historia oficial de la fundación de Santiago en 1541, debido a los hallazgos arqueológicos de la existencia de un centro administrativo inca con asentamiento mapuche y de otras culturas antes de la llegada de los españoles. También el martes 17 de junio -desde el Estado- el Museo Histórico Nacional realizó por tercer año consecutivo el Wiñol Tripantu mapuche que contó con la presencia del grupo de salud intercultural Wairache, los cuales entregaron al público presente la situación actual del pueblo mapuche y su relación con el Estado, además de las negociaciones que están llevando a cabo para ser incluidos en la salud tradicional, y en la creación de un ministerio indígena.
En el centro Cultural Palacio La Moneda, por su parte, desde el 19- 25 de junio se llevó a cabo el 8° ciclo de Cine Indígena, donde se presentaron obras audiovisuales de diversos pueblos indígenas del cono sur que relatan los avatares del colonialismo, la situación del indígena y la cultura de hoy en el mundo globalizado. Por otra parte, este lunes 23 se inauguró Centro de Patrimonio Inmaterial indígena y rural en la Biblioteca Nacional que tiene como objetivo “promover, de una manera integrada e inclusiva la preservación, investigación y difusión del valioso patrimonio bibliográfico”.
En otras comunas de Santiago también se hizo presente el año nuevo indígena; por ejemplo en Recoleta específicamente, en el Cerro Blanco el día 21- 22 de junio se celebró el Inti Raymi quechua en diferentes horarios; en San Bernardo el día 22 de junio se celebró el Día Nacional de los Pueblos Originarios en el Pukará de Chena, sitio donde se hicieron presente agrupaciones Aymara – Mapuche – Rapa Nui, con diversas actividades musicales y degustación de comida tradicional los que invocaron a los ancestros por medio de la mediación de bailes y rogativas.
Todas estas actividades que se realizaron contribuyen a hacer presente al mundo indígena en la “chilenidad”; se espera que cada vez se aminore el racismo y prejuicio construidos por la elite e historiadores del siglo XIX y XX contra los pueblos indígenas, los cuales hasta el día de hoy se reproducen, léase: “indio flojo”, “borracho”, “incivilizado”, “aborigen” y se extirpen para dar cabida a una concepción de lo indígena que está muy lejos de ser esa construcción banal que se ha hecho entorno a su figura. Esto también es una advertencia para ir desasiéndose de esa carga folclorista que ha permanecido durante el siglo XX –XXI entorno a las culturas originarias, porque en “la comunidad imaginada” de la que somos parte existe una singularidad de elementos culturales muy heterogéneo que enriquecen al sujeto histórico en sociedad.
En estos momentos, donde la “cuestión indígena” como ha llamado el Estado a las demandas de los pueblos indígenas, por sus territorios, autonomía, autodeterminación, interculturalidad, soberanía y visibilización colonizador – colonizado, el año nuevo indígena y su presencia en este espacio, da un avance para que los pueblos revitalicen lo que son y resistan con más fuerza los traumas de la colonialidad y colonialismo.
Jessabel Guamán Flores
Profesora de Estado en Historia y Geografía. Licenciada en Educación, Universidad de La Serena. Miembro del grupo de Trabajo Kuifike