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Guerra de divisas escala nuevo peldaño

Columna de opinión por Roberto Meza
Jueves 10 de julio 2014 12:00 hrs.


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La reciente mega multa que acordó pagar el banco francés BNP Paribas a EE.UU. por casi US$ 9 mil millones -sobre 80% de las utilidades del banco el 2013- al declararse culpable de acusaciones por violar sanciones económicas de Washington contra Cuba, Irán y Sudán entre 2004 y 2012, cuando movió alrededor de US$ 30 mil millones entre esos destinos, ha desatado un nueva contraofensiva frente a la hegemonía del dólar como moneda de cambio internacional.

La sanción al banco galo incluye la prohibición de realizar, a partir de 2015 y durante un año, ciertas transacciones financieras en dólares. Dado que la prohibición podría extenderse a otros bancos europeos, el gobierno francés, a través de su Ministro de Finanzas, Michel Sapin, dijo al Parlamento zonal que se “deben buscar todas las formas para reforzar el uso del euro en las transacciones internacionales, a fin de establecer su reequilibrio frente al dólar”.  E instó a que el comercio intraeuropeo –v.gr. la venta de aviones- se haga en euros, dándole así impulso global.

Las declaraciones de Sapin se suman a las de Christophe de Margerie, presidente de la petrolera francesa Total SA, quien dijo que no veía razón para que las compras de petróleo sigan haciéndose en dólares, aunque el precio de referencia en la moneda se mantenga, pues una refinería puede tomar el precio y tipo de cambio euro-dólar del día y pagar en euros. Por lo demás, esta era la idea de Saddam Hussein en 2000, cuando le propuso a la entonces naciente Unión Monetaria Europea transar el petróleo iraquí en euros. En 2003, EE.UU. atacó Irak para destruir su arsenal de armas químicas de destrucción masiva y derrocó a Hussein.

El castigo al BNP Paribas está creando la necesidad de una alternativa al dólar, algo que no ha podido hacer políticamente la UE con el euro, tras más de diez años de implantación de la moneda única. Como informa el Financial Times, el 87% los préstamos transfronterizos son realizados en dólares, en un mercado diario de 5 billones en divisas. Pese a los esfuerzos de diversificación, muchos bancos centrales no ven alternativa real a la seguridad y liquidez que ofrece el Tesoro de EE.UU. Pero para el jefe del banco central francés, Christian Noyer, “la moneda norteamericana ha pasado a ser muy riesgosa para todo tipo de transacciones que se hagan en el mundo” y ha dicho que “el comercio entre Europa y China no deberá utilizar dólar y será conveniente emplear directamente euros o yuanes”.

El Ministro Sapin aclaró, empero, que “esta no es una lucha contra el imperialismo del dólar”, aunque la idea de un “reequilibrio global de divisas” sea un golpe de timón contra el billete verde. Si bien no es la primera vez que Francia se levanta contra la divisa norteamericana, esta parece ser la más categórica y, además, sincrónicamente alineada con el bloque chino-ruso que también quiere desprenderse del dólar.

En los años 60, el Ministro de Finanzas de Francia, Valery Giscard d’Estaing, cuestionó los “privilegios exorbitantes” que tenía EE.UU. con el dólar como moneda de reserva, dado que podía comprar  toda la producción mundial, solo imprimiendo dinero.  Francia fue el país que más perdió cuando en 1971, Nixon terminó unilateralmente con el acuerdo de Bretton Woods. Los dólares que París había acopiado para “convertirlos en oro”, según el acuerdo, sufrieron una pérdida del 30% de su valor. Cuarenta y tres años más tarde, Francia prepara su desquite, en una operación que podría implicar una escisión global hacia tres grandes bloques de divisas: dólar, euro y yuan.

En efecto, hasta abril, unos 40 bancos centrales del mundo tienen al yuan como moneda de reserva. Rusia ya inició el proceso de liquidación de sus reservas en dólares y ha deshecho sus transacciones comerciales en el billete verde para hacerlas en rublos y yuanes, en el caso de China, y en rublos y rupias con India. Este proceso se está extendiendo a otros países asiáticos (Tailandia, Singapur) y del Medio Oriente (Irán, Siria). El objetivo de los BRICS es crear un sistema monetario similar al FMI, pero sin sus altos costos y sin las “cuotas de poder” que, en el caso del FMI, favorecen a Washington.

Elvira Nabiullina, presidenta del Central de Rusia, dijo que “los intercambios de divisas entre los centrales de los países BRICS facilitarán la financiación del comercio y evitarán completamente el dólar de EE.UU.”. China lleva décadas pidiendo mayor participación en las decisiones del Fondo, pero la institución ha hecho oídos sordos.

Y cuando la justicia de EE.UU. castigue en las próximas semanas al Deutsche Bank, los alemanes también podrían querer alejarse de la hegemonía del dólar. La guerra de divisas está escalando, pues, un nuevo peldaño.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.