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Europa aún no sale del túnel

Roberto Meza

  Lunes 4 de agosto 2014 15:18 hrs. 
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El presidente de la nueva Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, ha dicho en Grecia que Europa aún no supera la crisis económica en la que se encuentra desde 2008 y aunque ha habido avances, “la situación sigue siendo frágil”. Y ha añadido que “tenemos que estar vigilantes para no vernos afectados por cosas que no podemos prever”, al referirse a la quiebra del banco portugués Espírito Santo (BES).

Su primera visita oficial a un Estado miembro, tras su reciente elección al frente de la CE, coincidió con la decisión de la Comisión de finalmente dar luz verde, en la madrugada del lunes, al rescate por parte del Estado portugués del BES, con el propósito de “restablecer la confianza en la estabilidad del sistema financiero”, según la UE.

Como responsable del Eurogrupo, Juncker lideró los dos préstamos internacionales concedidos a Grecia, la primera víctima de la crisis de la deuda en 2010, y recordó que en esa época luchó para mantener a ese país en la zona euro. Pero la caída del BES abre nuevamente las ventanas a días nublados: el Gobierno de Passos Coehlo no pudo evitar la quiebra de un holding que terminó con una dinastía bursátil de 150 años y a un costo que deberá pagar la nación lusitana. Nuevamente.

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La semana pasada, las acciones del BES descendieron más de 50%, clamando por la intervención gubernamental. Y como en la mayoría de los países europeos los Estados son ahora socios forzados del sistema financiero, el Ejecutivo portugués debió ir a su rescate, inyectando fondos públicos al banco.

Las pérdidas del Espirito Santo en lo que va del año suman más de US$ 5 mil millones, balance que retacó incluso el interés de Goldman Sachs, uno de los cinco mega bancos que analizaban ir al rescate, incluido el Santander, y que habían estudiado ofertas por el BES. Pero, las actuales condiciones del sistema financiero internacional y los escasos avances en su reordenamiento, han aumentado la aversión al riesgo de los inversionistas, obligando así a los contribuyentes a actuar, a través del Gobierno, como rescatistas de última hora.

Las fichas del holding Espirito Santo habían ido cayendo una a una y su volumen de deudas era inabordable para cualquier empresa europea. De acuerdo a los analistas, la quiebra del BES podría afectar de rebote a la economía española, justo cuando ésta comenzaba a repuntar y a mostrar mejores cifras en producción y empleo. Si ello ocurriera, el efecto dominó podría extenderse a otras naciones del viejo continente, haciendo así más clara la necesidad de “rigor presupuestario” apuntada por Juncker en Atenas. “Necesitamos disciplina presupuestaria y credibilidad financiera, pero también hay que trabajar por el crecimiento”, dijo en la oportunidad.

Y el pasado viernes había señalado en Bruselas que su prioridad, en tanto que presidente de la Comisión, es el “crecimiento, el empleo y la inversión”. La caída del BES, empero, pone tropiezos a dichos objetivos en la medida que desvía buena cantidad recursos que fueron mal asignados por años, merced al fraude y corrupción que caracterizó la operación del grupo directivo de la entidad.

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