Todos aspirantes a algo. Uno a escritor, otro a audiovisualista y dos a actores. Los cuatro se encuentran en un bar a conversar sobre política, los años 90, la vida y sus perspectivas.
La fiesta continúa en la casa de uno de ellos. El alcohol copa el cuerpo y los deseos de concretar su profesión y ser “alguien” en una sociedad que desprecia el arte, los lleva a cuestionarse los discursos que cada uno de ellos emite entre vaso y vaso.
La voz propia es lo que menos se escucha en esos momentos, pero Felipe, quien esperaba ser poeta, logra hablar sin tapujos y decir lo que ninguno de ellos se atreve a comentar. De aquella manera se desenvuelve el montaje basado en el cuento Encuentro con actores del escritor Pablo Torche.
Los 90 y la construcción de realidad
La puesta en escena de La voz propia se sitúa en 1999, año en el que los discursos se centraban en las alianzas entre la Concertación y la derecha. Momento cuando aún estaba en la memoria la actuación del ex presidente, Eduardo Frei, en el regreso de Augusto Pinochet de Inglaterra y las candidaturas de Ricardo Lagos y Gladys Marín. Todo eso amenizado por el ritmo de Supernova.
En ese contexto, “el protagonista (interpretado Guilherme Sepúlveda) trata de recuperar su voz sola como una voz consciente, pero para lograrlo tiene que redactarse, tiene que escribirse y exigir la palabra”, cuenta la directora y productora, María Paz Grandjean, quien trabajó en conjunto con Rafael Contreras.
La obra, que se presenta de miércoles a jueves en el Teatro del Puente, retrata la intención de los jóvenes de aquella época por “encontrar aquella voz que no contiene discursos que sean resonadores de otros discursos, que no esté izando banderas para ninguna parte, ni hacia las mayorías ni menorías, sino que hacia sí mismo, por lo que espera ser más revolucionario por lo honesto”, cuenta la actriz.
“Este no es sólo un problema de los artistas”, afirma Grandjean, sino “de todos”, pues para “instalarse en este mundo tenemos que actuar y construir roles, ya sea ingeniero o secretaria. El punto es cuándo dejamos de imitar lo que otro deciden”, sostiene.
El montaje de la compañía Grupo económico apuesta por el silencio como único momento de realidad y de lejanía de “las promesas de la democracia”.
Gracias al trabajo de más de dos meses lograron presentar La voz sola de manera independiente y experimental. “La idea siempre fue estar ajenos a los requisitos del Fondart”, señala la actriz.
La puesta en escena estará en cartelera hasta el 24 de agosto y el valor de las entradas oscila entre los 3 mil y 6 mil pesos.