La “Silk Leaft” (Hoja de Seda), fue el nombre que le dio Julian Melchiorri a esta hoja que es capaz de producir oxigeno mediante el mismo sistema de fotosíntesis que utiliza la naturaleza.
Melchiorri,se graduó de ingeniería en innovación del diseño de la Royal College of Art (RCA) y su trabajo fue para un curso de la RCA en colaboración con el laboratorio de seda de la Universidad de Tufts en Massachusetts.
La hoja artificial fue hecha a partir de una matriz de proteína extraída de la seda, ya que este material permite estabilizar moléculas orgánicas. A esto se le agregaron cloroplastos, que es el compuesto de las hojas que finalmente permite la fotosíntesis. En esta parte de la tarea ayudó el laboratorio de Tufts, al extraer cloroplasto de las hojas reales y ponerlos en la artificial, por lo que se sobreentiende que de todas formas se necesitan plantas reales para generar el producto.
Finalmente cuando se le proporciona luz y agua, la hoja sintética, actúa como una real y produce oxígeno.
Entre las características de la hoja, que Julian Melchiorri destacó a distintos medios, están la “ligereza y bajo consumo de energía”, además de ser completamente biológica.
Viajes espaciales más largos
Una de las aplicaciones que avizoran para este nuevo invento es su utilización en los viajes espaciales, llegando incluso a pensar en la posibilidad de establecer colonias humanas en planetas donde no hay oxígeno y hacerlos “respirables”.
Uno de los límites que tiene la exploración espacial es precisamente el límite de oxígeno que existe en las naves y la imposibilidad de cultivar plantas que son casi imposibles de mantener por largo tiempo con gravedad cero.
Pero además de la exploración espacial, la nueva hoja podría ser utilizada en su incorporación de estructuras arquitectónicas, como las fachadas de edificios e integrarla a los sistemas de ventilación con el fin de generar oxígeno fresco.
Mira el video sobre el invento:
Otros desarrollos
Además de esta hoja que produce oxígeno, ya se había creado una, que produce energía, pero estos no han sido las últimas sorpresas de los avances en la tecnología porque también han aparecido otros que buscan imitar el trabajo de la naturaleza.
La Universidad de Harvard que ha estado trabajando, desde 2009, en el proyecto de micro vehículos aéreos, tiene diseñada una abeja robot que se fabrica a partir de titanio y plástico, en tamaño real y se podrían programar para imitar la biomecánica y organización social de los insectos.
El proyecto ha estado altamente vinculado con la empresa de semillas transgénicas Monsanto y ha causado desconfianza, ya que significaría una forma de justificar, por parte de esta empresa, el uso de los pesticidas que fabrica sin tener mayores consecuencias sobre los insectos reales, como las abejas, que son fundamentales para el proceso de polinización, que hasta ahora a sido imposible de imitar con la misma efectividad que lo hacen estos nobles insectos.