Septiembre. La patria celebra. Se embandera. Se viste de huaso. Es trompo policolor.
En las fondas se baila cueca (o cumbia, en su mayoría).
Los discursos se llenan de lugares comunes, frases previsibles, tópicos aburridores.
Se olvida que la fecha conmemora la constitución de la Primera Junta de Gobierno, que prometió obediencia a la monarquía española.
No es la Independencia.
Pero me curo.
Lo aseguro con énfasis.
Brindo por esta situación.
Para que eviten confusiones, apelo al diccionario de la Real Academia Española: “Aplicar con éxito a un paciente los remedios correspondientes a la remisión de una lesión o dolencia”.
Sigue:
“Disponer o costear lo necesario para la curación de un enfermo”.
Luego da otras acepciones como curar la carne o curtir un cuero.
Definitivamente en cama por mi tetraparesia causada por una mala filtración, me curo.
Sí, mejoro el movimiento de mis manos atrofiadas, estiro el brazo acortado, tengo mayor estabilidad.
Gano en motricidad fina y en autonomía.
Vuelvo al diccionario y reviso el significado de emborrachar :“Perder el dominio de sí por beber en exceso vino o licor”.
En 1982 yo era Editor de Deportes de “Las Últimas Noticias”.
La Selección Chilena de fútbol se concentraba en las termas de Jahuel. Fuentes muy confiables nos contaron que algunos jugadores se fugaron a San Felipe y se emborracharon, en un acto de grave irresponsabilidad deportiva. O de poco control de sus jefes directos.
Simultáneamente, otros lesionados se recuperaron y podrían estimular los optimistas pronósticos para el torneo que se disputaría en España.
Con ambigüedad deliberada -como la llamábamos con Fernando Díaz Palma, director- en un turno de fin de semana titulé en primera página: LA SELECCIÓN SE CURÓ EN LAS TERMAS.
Eso incomodó a Luis Santibáñez, director técnico del plantel, quien me llamó muy molesto. Le dije que recurriera al diccionario y viera qué significa curar.
Al polémico entrenador lo corté con hilo”curao”.
Por supuesto, yo sabía que el 99 por ciento de los lectores entendería que se emborracharon.
Era una picardía periodística.
Ya estoy curado… de espanto.