Según las últimas informaciones, Blaise Compaoré dejó la capital Uagadugú a bordo de un convoy altamente armado. Se le vió cerca de la frontera de Ghana. Poco antes, un oficial del ejército burkinés confirmaba que el presidente Compaoré ya no estaba en el poder. Lo que provocó una explosión de alegría entre los miles de manifestantes que se dirigían al centro de la capital.
De esta manera, el Mandatario, que llegó al poder con un golpe de estado en 1987, respondió a las demandas de la población. Este jueves, el país vivió un día caótico que pasará a la historia con el nombre de “primavera burkinesa”. La población manifestaba contra una controvertida reforma constitucional, que de aprobarse hubiera permitido a Compaoré quedarse en el poder. Los burkineses manifestaron violentamente. Este viernes la población seguía pidiendo su renuncia.
Elecciones transparentes
El ejército le ha dado a la oposición la garantía de que Compaoré no regresará. Condición indispensable para negociar, según la misma oposición, y poner en marcha una transición. La próxima etapa, como lo ha dicho el mandatario en su comunicado de despedida, será la organización de elecciones “transparentes” en 90 días.
Este período de incertidumbre se anuncia tumultuoso. Y ya circula el nombre de un posible candidato. Desde ayer, la calle grita el nombre de Kouamé Lougué, general retirado, y ex ministro de Defensa, dimitido de sus funciones en 2003. Mientras tanto, el ejército sigue al mando de Burkina Faso.
La renuncia de Blaise Compaoré suena como una advertencia dirigida a otrs mandatarios africanos que desan perpetuarse en el poder. Burundi, Rwanda, Bénin y los dos Congos siguen muy de cerca los eventos en Burkina.