Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 28 de marzo de 2024


Escritorio

Un ejemplo de liceo público


Martes 4 de noviembre 2014 11:33 hrs.


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Fui invitada a las primeras Jornadas de Humanidades y Artes en Latinoamérica organizadas por el Centro de Estudios Liceo Eduardo de La Barra de Valparaíso. Me invitaron para que les hablara de las mujeres y Latinoamérica a estudiantes de enseñanza media, y  para compartir con lxs profesores organizadores. El jueves 30 de octubre comenzamos puntuales a las 15 horas la sesión con un coro magnífico que nos regaló como bienvenida una cantata en base a textos y músicas de Víctor Jara y Violeta Parra, con arreglos musicales y corales de las profesora y el profesor de música del Liceo, interpretado por las y los estudiantes. Pocas veces he escuchado una coral tan magnífica con voces y músicas latinoamericanas. Es una de las áreas desarrolladas en el Liceo Eduardo de la Barra, que es Humanista- Científico- Artístico.

Después intervinimos sobre historia de América Latina. Patricio Quiroga, haciendo una síntesis del desarrollo del capitalismo en el continente; yo, con una aproximación histórica desde  las mujeres.  Así como iniciamos la tarde con la cantata que nos ofrecieron muchachas y muchachos del liceo guiados por sus profesores, ahora no se escuchaba más que nuestras voces a la hora de explicarles a estos jóvenes nuestras propuestas sobre América Latina. Patricio trabaja en la Universidad  de Valparaíso y yo en la Universidad de Chile.

A la hora de las preguntas, éstas fueron hechas certera e interesadamente por las muchachas y muchachos que nos habían escuchado atentamente, y seguramente más de algo en nuestra exposición se les escapó dado que nuestro lenguaje, no siempre, es apropiado a un público fuera del ámbito universitario.

Sin embargo, el diálogo que pudimos establecer, me reafirmó la convicción que lo que hacemos cotidianamente en las universidades del estado, debería servir para ir a reforzar la educación pública nacional, más que seguir siendo pasto de indicadores banales que sólo buscan controlar la producción del saber a través de burocracias interminables, que impiden que intercambiemos experiencias con nuestros pares de Liceos, cuando de educar y de crear conocimiento en un país tan desigual se hace necesario para formar a las jóvenes generaciones.

Cuando  se observa y comparte estas experiencias tan emocionantes, donde aparecen los talentos más genuinos y osados de los jóvenes, es cuando se reafirma la profunda convicción de una educación pública nacional estatal con recursos humanos y económicos, que permitan satisfacer a  más del 80 por ciento de la juventud chilena para potenciar sus talentos; semillas en una tierra fértil que debe procurar los medios para que estas generaciones  fecunden  el país.  No es el mercado ni la privatización de la educación, ya fracasados, quienes brindaran estas posibilidades. Solo una sociedad organizada que exija sus derechos de Educación y bienestar social, ejemplo que hoy nace de la juventud en sus liceos y universidades públicas garantiza esta posibilidad para un país que incluye a sus jóvenes y no los criminaliza como hoy.

Margarita Iglesias S.

 

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