El futuro no existe


Miércoles 14 de enero 2015 9:25 hrs.


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I.- El futuro no existe

Para comenzar, lo que se hace cuando se habla de futuro la mayoría de las veces, con hipótesis más o menos presuntuosas o humildes según el conocimiento, la experiencia, y los talentos de una determinada persona es: suponer ¿Qué se podría tener que llegar a vivir en tal o cual situación en un tiempo a posteriori? Eso es lo que normalmente hacen algunas personas que se tildan de científicos o expertos, o se les califica como tales por la comunidad y los medios cuando pronostican el “qué vendrá”. Por lo tanto, lo que se dice del futuro, entendámoslo bien: no existe y si se quiere ser dadivoso es solo una adivinanza presente. El futuro no existe, porque cuando llegamos o llega ya es: presente. Lo que llamamos futuro es sólo una construcción imperfecta e imaginativa de la mente, por lo que esperamos recibir nuevos argumentos y no sufrir un atentado de intolerancia por esta tan tajante afirmación.

Para seguir, podemos decir con respeto que si un denominado científico o experto, estudioso, político o anticipador señala que se dará un determinado futuro para un campo de su conocimiento, o un posible número de futuros posibles (lo cual podría ser más adecuado) y lo más probable es que otros científicos o expertos anticiparán a su vez situaciones futuras muy similares o bien muy diferentes a las de sus anuncios. Esta amplia varianza está demostrada en cientos de Delfos, Escenarios con aplicaciones con Sistemas Expertos y otros estudios que hemos conocido sobre futuro y que se han realizado profesionalmente en otras partes del mundo. Por lo tanto, lo que se diga por una persona sobre el o los futuros posibles hay que tomarlo muy cuidadosamente, y sólo como una mera posibilidad que su ocurrencia pueda ser cierta. Al hacerse el seguimiento a las categóricas afirmaciones pretéritas de muchos expertos sobre “los futuros del pasado” se puede confirmar que la mayoría de ellas no se cumplieron para las empresas, gobiernos y las ciencias. ¿Es entonces especular sobre el futuro un esfuerzo inútil? y ¿A qué vienen estos comentarios?

Es por la realización del “IV Congreso del Futuro en Chile”, donde participa un selecto grupo de personas de muy diferentes áreas del saber y del hacer nacional e internacional y que se subtitula Las Encrucijadas del Siglo XXI en transcurso de los primeros 15  años de este. Esta nota no tiene por objetivo analizar el título ni el contenido de cada presentación en particular pues reconocemos que los expositores probablemente han invertido buena parte de su vida profesional activa para desarrollar sus respectivas presentaciones y síntesis para exponer sus planteamientos sobre el futuro, sino: sus fundamentos metodológicos que les sustentan.

II.- Algunas condiciones que exige el anticipar futuros  de un país.

Lo que si nos interesa comentar es lo siguiente:

(1) Para anticipar “el futuro” (preferimos decir los futuros) entre otras condiciones hay que usar uno o más métodos, para sustentar las afirmaciones y predicciones. Es importante por eso conocer y que se enuncie explícitamente el o los métodos que se ha empleado por cada expositor para basar su presentación y aseveraciones. Vale recordar que hay ciencias sociales, económicas y otras en las cuales muchos de sus profesionales están acostumbrados ya a anticipar “categóricamente” lo que va a acontecer, con modelos de base muy precarios y por eso sus yerros son reiterativos y sus desviaciones tan amplias y con graves impactos sobre millones de personas, aprovechando que les es gratis equivocarse en sus dichos sobre el esquivo acontecer del futuro.

(2) Las Encrucijadas del Siglo XXI. Estas son muchas más de las que se plantean en el programa del encuentro y cómo se dará una mirada limitada de futuro en cada presentación y restringida por el tiempo, lo que quede al final será una lista de cuestiones, temas y/o afirmaciones que podrían llegar a ocurrir en muy diferentes futuros, algunas a pocos años, otras a decenas o siglos e incluso milenios ¿No será eso quizás un surtido bastante difícil y complejo de integrar y validar si se pretende que sea el fundamento de una estrategia para el futuro de un país, de sus empresas y personas?

(3) Déficit endémico en Inteligencia e Investigación. Hemos reiterado desde hace más de 40 años, con escaso resultado, que el país tenía, y sigue teniendo, una capacidad de inteligencia e investigación limitada por el tamaño de su población y por la escasa inversión en investigación así como en la formación o en la importación de talentos y cerebro de obra. Esto conduce a una continuidad suicida en la explotación de materias primas (Imapres) o de recurso naturales con poco valor agregado y con serios problemas de toda índole a medio resolver en: energía, transparencia, salud, pensiones, población autóctona, movitropolidad multimodal, relaciones con países limítrofes, educación, exploración espacial, innovación con “inteliciencia” aplicada, etc.

En este escenario ¿Qué sentido tiene conocer un tan amplio campo de materias para las cuales no hay una Estrategia País bien definida y consensuada, ni una masa crítica de personas que pueda sacarle sistemáticamente provecho a sus contenidos? ¿No será este evento – con respeto a la buena intención de sus organizadores – solo otra  interesante ilustración sobre temas muy diversos, cuando por décadas hemos visto que no hay grupo alguno (social, político, científico, religioso o agnóstico, etc.) que planteé que el devenir de nuestra sociedad se debe encauzar en determinados ámbitos acotados y priorizados? ¿Qué certeza se tiene de que se dispondrá de los recursos, la ambición y los planes estratégicos explícitos – más allá de gobiernos transitorios – para llevarlos adelante?

Chile es un país sesgado en su visión por ciencias paradigmáticas cargadas de pasado y por frágiles enfoques proyectivos y país que no cuenta ni siquiera con una “Facultad o Escuela de Ciencias del Futuro” o de un  “Instituto del Futuro” para que trabaje la alta complejidad de este campo con las rigurosidades y metodologías requeridas para su investigación, prospectiva y definición de estrategias ad hoc que permitan enfrentar los futuros de largo plazo de Chile. Hoy no tenemos técnicos, ni licenciados, ni profesionales, ni postgrados para la formación en estas materias de futuros, como si los tenemos en otros campos incluidos la respetable Historia. Llama por último la atención, que el futuro en Chile sea un tema de más interés para profesionales adultos mayores a quienes les quedan menos años de vida activa, que para los jóvenes, quienes serán los más impactados por esta falta una anticipación e innovación endémica de lo que podría o no llegar a ser la sociedad chilena.

III.- Innovación, estrategia y futuros para Chile: una propuesta… decente.

Si no nos hubiéremos dedicado décadas a estudiar y tratar de entender críticamente el futuro, para fines de estrategia, quizás también afirmaríamos que “El Futuro Si Existe”. Pero no nos dedicamos a pronosticar certezas  en un mundo de incertidumbres,  en donde las afirmaciones categóricas ciertas se pagan muy bien e incluso a sabiendas que en la mayoría de los casos esos pronósticos no se cumplirán. Pronosticar es una tarea relativamente fácil en un ambiente donde poco importa lo “que pasará con el futuro… de los futuros imaginados” y donde lo más probable es que no se haga jamás un seguimiento sistemático y de rigor sobre los acertijos, encrucijadas, planteamientos y predicamentos y nadie cobrará los fallos, errores y desviaciones de nuestros anticipos e intentos de pitonisas o de aprendices de adivino.

Una propuesta reiterada, sin éxito, por nuestro gabinete es que Chile cree una seria “Agencia – nacional  independiente – de Estudios del Futuro” (ADEF), y que todos estos contenidos sean públicamente conocidos o estén disponibles para toda la población. Esperamos que ella sea un faro que ilumine los posibles futuros de nuestro país, para compararlos con los futuros a los que se quiere llegar, de manera de establecer así las brechas que hay que superar y que permitan establecer: los planes, los programas y las estrategias para superarlas con los esfuerzos mancomunados de las personas, las empresas y el Estado.

Innovar requiere anticiparse estratégicamente para no hacerlo en y hacia lo ya obsoleto, para eso debemos basarnos en información validada con rigor metodológico sobre los posibles futuros para Chile los que si podría proporcionar una agencia pública especializada en un mundo que está mutando en una nueva era la del conocimiento, pero: ¿Hacia dónde?. ¿No sería quizás esta propuesta una forma posible de intervenir el presente para cambiar los vectores de la realidad para que el pasado, que se viene, tenga una mayor cercanía con los futuros imaginados y deseados previamente, en función de una estrategia país para ser monitoreados, por ejemplo, por los expositores de las presentaciones del VII Congreso del Futuro de Chile el año del Bicentenario 2018?

Omar Villanueva Olmedo

Director OLIBAR ASConsult

Lic. Ing. Universidad de Chile

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