El pasado 29 de diciembre la Presidenta Michel Bachelet firmó el proyecto de ley que reforma el Código del Trabajo en materias de negociación. Esta iniciativa debió ser el resultado de una gran cantidad de reuniones tanto con el empresariado como los trabajadores. Sin embargo, esto no ocurrió.
Lo que no sabían los representantes de los trabajadores, es lo que el gobierno escondía bajo la manga una carta llena de letra chica, que no tenía otro propósito de poner de rodillas a los trabajadores frente al empleador, letra chica que más que ayudar a los trabajadores les quita beneficios, viene a poner la lápida a la organización sindical y daña la autonomía sindical quitándole toda herramienta de presión que tenga la organización sindical en la negociación colectiva.
Pero esto no termina ahí. Por todos es sabido que hoy las organizaciones sindicales están despotenciadas, sin fuerza y con muy poca autonomía. Por ello, es de mucha gravedad entregarles la responsabilidad de negociar la flexibilidad laboral, proceso que –finalmente- terminará en imposiciones del empleador hacia los trabajadores con grandes pérdidas para estos últimos.
La gran bandera que levanta el gobierno es la eliminación de reemplazo, pero lo que es una buena idea termina siendo letra muerta. Esto porque el mecanismo de sanción por incumplimiento culmina en un procedimiento monitorio (tiene por objeto la resolución rápida de conflictos jurídicos) en tribunales que no termina antes de 30 días; mientras los trabajadores esperan el resultado en huelga.
¿Cuál es el resultado final?, una multa a beneficio fiscal, que la empresa puede considerar dentro de sus costos; y ¿para los trabajadores? solo pérdidas. En otras palabras, al no existir herramientas eficaces para obligar al empleador a retirar los reemplazos y, en el mejor de los casos, disminuir el incentivo al no cumplimiento, esta medida termina siendo un juego de artificio que no conducen a nada.
Y en el caso del piso de negociación, la situación no dista mucho. Este no es real ya que no contempla, por ejemplo, la reajustabilidad.
La Reforma Laboral, también pareciera estar ajena a la realidad. Le entrega más obligaciones a la Inspección del Trabajo. Sin embargo, por todos es sabido que el empleador le ha perdido el respeto a esta institución, apoyado principalmente por los tribunales de justicia.
Esta letra chica sigue y sigue en la Reforma. Aumenta las causales de desafuero, establece doble sanción a los trabajadores por una misma causa, quita la media hora de colación y vestuario con cargo a la jornada laboral. Además, aumenta los permisos sindicales con costas del sindicato.
Trata como delincuentes a los dirigentes sindicales criminalizado la función sindical y sancionándola con la pérdida del fuero y por ende el empleo. Aumenta la distribución de la jornada laboral a 12 horas diarias y le quita derechos irrenunciables de los trabajadores al permitir negociar rebajas salariales.
Suma y sigue. Obliga al empleador a entregar respuesta formal de lo negociado obligando a los trabajadores a votar la huelga, ya que lo que se votará será la última oferta que se encuentra en la Inspección del Trabajo… es una votación mentirosa. Obliga a contar con equipos de emergencia quitándole peso a la huelga, permite negociar los descansos, permite negociar las jornadas pasivas y entrega al empleador herramientas para llevar al tribunal al sindicato. Eso y más.
Por lo que es necesario que los trabajadores pongan mucho cuidado en lo que se está negociando y legislando de lo contrario será más de lo mismo. En este sentido, se echa de menos que para construir una verdadera Reforma Sindical, se debiera considerar:
- Igualdad de remuneraciones entre trabajadores para una misma función.
- Participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas.
- La negociación por área de actividad.
- El trato igualitario entre organización sindical y organización gremial empresarial, donde esta última es financiada por el Estado de chile negándole esta posibilidad a los sindicatos.
- Quitar la autorización que tiene el empleador del descuento de los permisos sindicales.
- Potenciar realmente el movimiento sindical con elementos eficientes y no juegos de artificios.
- Sumar la reajustabilidad y los bonos por término de negociación al piso de la negociación.
- Sanción a los gerentes que realicen prácticas antisindicales.
- Poner fin a la obligación legal que se tiene de iniciar la huelga al tercer día de votada esta, poniendo a los trabajadores entre la espada y la pared.
- La obligación del empleador de escriturar la última oferta puesta en la mesa para que así los trabajadores voten por esta y no por la última que figura en la inspección del trabajo, como lo indica la actual propuesta laboral.
Juan Montenegro, presidente de la Federación de Trabajadores Pesqueros (FETRAPES)
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