Un comentario indispensable


Viernes 6 de febrero 2015 19:18 hrs.


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El diario La Segunda en días consecutivos ha destacado en su sección TOP SECRET las acciones del senador Jorge Pizarro en su campaña a lograr la presidencia del Partido. Un día hablan de sus gestiones para armar listas y al día siguiente de su búsqueda de apoyo del gobierno, como si éste fuera a intervenir en el proceso de la DC.

Me gustaría enfocar el tema desde el alma democratacristiana. ¿Para qué los parlamentarios fueron candidatos? ¿Para qué fueron elegidos? Pues ni más ni menos que para legislar, utilizando para ello sus talentos y los lineamientos propios de las doctrinas que los inspiran (o dijeron que los inspiraban). Pero ahora, lo que Pizarro y Chahín buscan es conducir al Partido en la misma línea que ha tenido hasta ahora. Es lo que se llama continuismo. Y lo que ha hecho Walker, a quien ustedes quieren dar continuidad, es ejercer de mala manera no sólo su cargo parlamentario sino también su cargo partidario. El pueblo les paga para ejercer una tarea y ustedes, como Walker, quieren usar el poder conferido por el pueblo en las tareas partidarias, para consolidar el poder de las maquinarias en las que se han sustentado. El título del Top Secret del día 4 (“Las últimas fichas de Pizarro”), y el texto de la información dejan en evidencia que las fichas de Pizarro para alcanzar la presidencia del PDC tienen que ver con la repartición de cargos. Así ejercen el poder y así entienden los acuerdos: no en base a ideas, no en base a planteamientos, sino simplemente una asignación de posiciones para unos y otros.

Esas son sus “fichas”: Asegurar cargos, candidaturas a diputado, senador, concejal o alcalde. Atando máquinas de tal modo de asegurar que en los cargos internos de cada región queden siempre en las mismas manos, aunque para eso deban ser concejales los parientes del alcalde y al mismo tiempo entre ellos repartirse los cargos de la DC en cada lugar.

Han creado y quieren mantener redes que son difíciles de romper, provocando que muchos militantes (el 80% aproximadamente) prefieran no participar en las elecciones internas, y se vayan decepcionando crecientemente.

Quien tiene cargos en el Partido no debe tener cargos políticos de representación popular, porque o cumplen con aquello para lo que el pueblo los eligió o cumplen con el Partido. Si eligen un camino descuidan el otro. Su ambición, la de estos parlamentarios candidatos, es la de cubrir todo para que los militantes que participan sean siempre los mismos y ellos se aseguren una perpetuidad nefasta en el ejercicio del poder.

Ya es hora de que los DC podamos elegir a nuestros dirigentes más allá de las máquinas, de los poderes familiares o de clanes, de los grupos cerrados y de los caudillos (o señores feudales) que se sienten con el derecho de administrar para su beneficio todos los poderes.

Es la hora de cambiar, es el momento de que las fichas que juegan, como en el casino, los dirigentes de las camarillas y máquinas, sean desplazadas por aquellos militantes que confían en el renacer de la esperanza y devolver al partido su carácter de vanguardia en la sociedad, recuperando la ética y revalorizando las ideas.

Clara Bensan

El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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