Sr Director:

La degradación moral, y valórica que compromete el sistema y su actual modelo, desemboca en una crisis política de enorme proporciones.

Hay quienes sostienen que esta degradación con la consecuente crisis es inherente a la implementación del modelo político-económico en todos los países que siguieron el ejemplo chileno, en mayor o menor grado.

Aun así, el más expuesto a las crisis institucionales es Chile. Una especie de Siria en la degradación moral que hace imposible e insostenible hacer política, el derrumbe de lo institucional moralmente se reduce a escombros. Es ese el ambiente que se vive hoy.

¿Cómo se manifiesta esta crisis en su aspecto más grave?

En el resquebrajamiento de la estructura funcional de los tres poderes, de por sí. El enfrentamiento a la crisis, soportando todo el peso, ha corrido por parte del Poder Judicial. Por otro lado, hay una alianza tácita de los otros dos poderes para entorpecer las indagatorias y procesos que comprometen a una clase política corrupta, incluyendo a la familia de la Presidenta.

Es un hecho el conflicto y el resquebrajamiento del estado y sus poderes.

El juego del Ejecutivo en el caso SQM es inmoral e irresponsable, se le puede comparar con un suicidio político, enterrando la cabeza en la arena.

Lo peor de todo es la alianza promovida por los lobbystas de siempre, entre Ponce Lerou, políticos de la NM con lazos en el gobierno.

En un país con una Constitución respetable, el Ejecutivo tendría que renunciar, parte del Poder Legislativo sacado de sus cargos, y si fuera constitucional -como lo es en otros países-, ¿un gobierno de emergencia conformado por quienes?, ¿el Poder Judicial?

De Tribunal Constitucional (TC) no se puede hablar, porque es un remanente de la dictadura.

Entonces es el Poder Judicial el que tendría que resolver, hasta que se dé un proceso constituyente. Largas horas de incertidumbre nos esperan ante este escenario, en un aparentemente manso lago de aceite hirviendo.

Atentamente Enrique Salas