Señor Director:
Las Fuerzas Armadas disponen del 10 por ciento de las exportaciones de Codelco, es decir de la principal riqueza de nuestro Estado, que tantas necesidades tiene para cumplir sus obligaciones respecto de la población. Las Fuerzas Armadas gozan también de un régimen previsional especial y sustancialmente más ventajoso que aquél a que tiene acceso el chileno ordinario.
Las FF.AA. benefician, además, de un sistema de salud propio de alta calidad, y sin lugar a dudas cien veces mejor que el sistema de hospitales y consultorios públicos en el que chilenas y chilenos deben aceptar las insuficiencias y las esperas sin fin por la falta de recursos y la mala organización.
Las Fuerzas Armadas poseen una justicia especial, que está al margen de los tribunales ordinarios y como esto ocurre a menudo cuando se juzga a sus pares los procesos y las sentencias, cuando las hay, son más benevolentes. Por lo demás, en materia de benevolencia los uniformados que han participado en los crímenes y delitos perpetrados durante la dictadura pagan las tardías penas infligidas por la justicia ordinaria en un penal especial, que no sería abusivo nombrar el penal de las FF.AA.
Las Fuerzas Armadas chilenas gozan pues de unas ventajas sociales y económicas que nadie se atrevería a discutir si ellas fueran extendidas al conjunto de la población, con lo que se eliminaría sin duda la pobreza y la extrema pobreza y podríamos hablar por fin de un país justo. Sin embargo, es verdad que para alcanzar este objetivo no bastaría con distribuir lo que va hoy en día a las FF.AA. Sería necesario sin duda mucho más.
Este mucho más está constituido por las fortunas colosales amasadas por los potentados chilenos que se niegan a meter la mano en el bolsillo para pagar los impuestos que les corresponderían para seguir usando y abusando de los recursos y de la mano de obra nacional, y para pagar entre otras cosas las fuerzas armadas. Pero hemos visto recientemente como estos privilegiados han recurrido a todos los procedimientos, incluso los más vergonzosos, para impedir la modestísima Reforma Tributaria del gobierno.
Las Fuerzas Armadas en un pasado muy reciente se prestaron para defender en los hechos los intereses de estos grandes grupos económicos y facilitar la instalación de un modelo que ha multiplicado sus ganancias. Necesitamos saber pues si ellas siguen situándose al lado de los privilegiados que les niegan los recursos evadiendo sus impuestos o si quieren por fin instalarse del lado de ese pueblo que consiente a financiarlas y al que, constitucionalmente, debieran defender.
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