Señor Director:

Hace ya algunos días se recordó el natalicio de Bernardo O’Higgins, considerado uno de los padres de la patria, dentro de sus mayores logros fue enfrentar en combate al invasor español, organizar el Ejército de Chile y crear la Academia Militar que posteriormente se transformó en la Escuela Militar que lleva su nombre, su fama quedo grabada en su frase “O vivir con honor o morir con gloria”, además en su despedida al exilio dejó estampado, que deja libre al país del dominio extranjero.

Nadie en este momento puede siquiera insinuar que sus herederos directos viven con honor o con gloria, caminan avergonzados hacia las cárceles sino al suicidio; nunca pensó O’Higgins que iba a fundar una Academia de cobardes al servicio del capital foráneo, pero también sería injusto no reconocer que muchos, sino la elite completa se alinea con el capital foráneo.

Hoy quien no dispara contra Bachelet no aparece en la foto, quién a pesar de recibir un apoyo abrumador de más del 60 por ciento, de disponer de amplias mayorías en el Congreso, no puede promulgar ninguna ley sin que reciba el rechazo de los poderosos de Chile.

El país está próximo a cumplir 205 años de vida independiente y aún está en pañales, sus ciudadanos son interdictos e incapaces de procurarse una Carta Fundamental porque puede causar nebulosas en los empresarios.

Es paradojal que en uno de los diarios de mayor circulación nacional, se informe que, vía inserción, más de dos millones de afiliados a AFP Habitat son estrangulados por Enel, un consorcio internacional, donde esta AFP depositó los fondos y ninguno de estos sesudos economistas levante la voz, René Cortazár, Manuel Marfán, Sebastián Edwards, y otros columnistas están distraídos en apuntar a Bachelet, es lo más heroico que pueden hacer en sus vidas, tampoco informan que lo más sano es vender a los extranjeros sus propiedades, así aseguran a sus hijos y nietos que el Estado nada podrá hacer por recuperar bienes que le fueron usufructuados.

Menos se habla de los que pueden jubilar antes de los 50 años y con pensiones dignas, que tienen derecho a la salud gratis y a la vivienda en verdaderos ghettos, donde se aparta a los militares del pueblo de Chile.

No voté por Bachelet, pero sí hice mi compromiso de respetar lo que el pueblo resuelva, estoy comprometido con las reformas y la asamblea constituyente, si estas no se realizan para qué sirven las elecciones.