En el trámite, la Selección Chilena fue muy superior a su rival y durante largos episodios fue completo dominador de las acciones. La presión alta complicó a la áspera defensa paraguaya y la movilidad ofensiva local terminó por dejar sin respuesta a los visitantes. Pese a que los paraguayos capitalizaron dos gruesos errores chilenos y se pusieron en ventaja recién comenzado el segundo tiempo, no pudieron soportar la presión y la numerosa disposición de ataque de los chilenos. Si consideramos los atributos del rival resulta alentador el juego mostrado por los chilenos y su reacción frente a la adversidad del marcador.
El medio campo estuvo a la altura de lo mostrado durante la última Copa América y eso es una gran noticia ya que había que suplir dos ausencias muy importantes (Arturo Vidal y Charles Aránguiz). Allí, Matías Fernández y Felipe Gutiérrez jugaron un gran partido y cumplieron tanto en la presión y recuperación del balón, como en la parte más relevante de su trabajo que es la creación y la incorporación al ataque. Gutiérrez fue además el anotador de los dos primeros goles y eso fortalece lo antes mencionado ya que llegó al ataque por sorpresa y profundidad igual que habitualmente lo hace Aranguiz. Ambos jugadores demostraron que están en perfectas condiciones y que hay un plantel que espera su momento para cumplir. No hay recambio a la vista pero Jorge Sampaoli al menos a logrado ampliar el abanico de opciones para la alta competencia y estructurar un plantel con mayores variantes.
En ofensiva, la apuesta fue por un trio de ataque con Alexis Sánchez y Junior Fernandes por los costados, más Jorge Valdivia que llegaba por el centro aunque con libertad total para retrasarse y sumarse a la creación de juego. Sánchez tuvo mucha movilidad y con su habilidad pudo encontrar espacios y oportunidades. El delantero del Arsenal por momentos volvió a exagerar en la conducción individual pero sumó también el esfuerzo acostumbrado e inagotable. Obtuvo como premio el tercer y definitivo gol. Fernández estuvo más apagado y menos profundo de lo habitual pero también aportó dinamismo y mucha presión ofensiva. Los atacantes nacionales generalmente superaron a sus marcadores y contaron con el apoyo de toda la estructura colectiva del equipo para completar un buen partido.
Valdivia estuvo bajo el rendimiento físico mostrado en la final continental pero pese a la inactividad, mantiene el entusiasmo y el talento para encontrar los espacios que parecen clausurados. Con un par de habilitaciones elevó las opciones chilenas y fue fundamental en la remontada una vez que los paraguayos se pusieron en ventaja. Sus amagues, gambetas y pases filtrados logran fortalecer la ofensiva colectiva y aportan indiscutiblemente al espectáculo y la belleza del juego.
Defensivamente se mantuvo la estructura y funcionamiento acostumbrado. Isla, Medel, Jara y esta vez Mena, volvieron a demostrar que pueden defender bien contra cualquiera. Si bien los primeros minutos del segundo tiempo fueron difíciles porque errores puntuales permitieron dos goles en contra, la verdad es que el resto del tiempo supieron imponerse con acierto y superioridad a sus rivales. El juego aéreo estuvo mejor trabajado y se sufrió menos de lo acostumbrado considerando los pergaminos del contrincante en ese rubro. La cobertura “automática” de Díaz para sumarse a la línea defensiva y su movilidad para brindar apoyo claro en todas las salidas permiten un acomodo defensivo rápido y una seguridad para iniciar el juego destacable. Además esa función libera a los laterales para que puedan sumarse a zonas más adelantadas incrementando el volumen de ataque.
La ausencia de Claudio Bravo sirvió para comprobar que en el arco no debe haber preocupaciones. Tenemos grandes arqueros y que tienen completamente incorporadas las exigencias tácticas de su director técnico. Los goles no fueron errores del arquero y hubo además dos intervenciones notables. Jonny Herrera jugó un partido correcto y dio seguridad a todo el equipo desde el fondo.
No dejó de llamar la atención la poca convocatoria y las gradas vacías. Solo veinte mil espectadores para un partido internacional. Los elevados precios, la mala campaña comunicacional de la ANFP y la ausencia de una estrategia deportiva sólida explican en parte lo sucedido. Sorprende que no se aprovechen estas oportunidades para llenar los estadios y que los hinchas puedan estar cerca de los mejores exponentes de la especialidad, disfrutarlos y aprender de ellos. Es una falta de respeto jugar un partido de este nivel sin el marco de público adecuado y desperdiciar oportunidades valiosas para fortalecer la formación de los más jóvenes viendo a figuras de primer nivel.
La selección tuvo un gran partido y supo vencer un difícil obstáculo demostrando un alto nivel de juego y convicción. Claro que y ay equipo para pelear la clasificación al próximo mundial pero el camino se avizora exigente y necesitara de un alto compromiso y esfuerzo. Lo más relevante de este amistoso es que volvimos a creer que los nombres son menos importantes que el juego de todo el equipo. Eso sí que es importante.