Sr. Director:
El 26 de Enero 2016 señala el ocaso de una época de 70 años en Europa, en los cuales se respetaron los DD.HH. Lo que a partir del 2000 venía siendo una farsa, ya no lo es más, el fingimiento de respeto a estos derechos.
Aquel martes, el parlamento danés se sacó la careta europea de los DD.HH. votó la ley que permite el despojo de los refugiados (migrantes) de sus bienes portados en la fuga del escenario de guerra y terror, del cual provienen. Además, esta ley implica otras medidas, que atentan con los principios establecidos por la ONU, los que pasan ser desvirtuados con esta maniobra política, digna de los peores tiempos vividos por la humanidad, haciendo de todo una macabra farsa.
Más que referirnos a este país en especial, nos referimos a la toma de posición dentro de los países de la UE.
La caída final del telón sería que Alemania, la que ha soportado el mayor peso de la ola inmigratoria, legislara algo similar. Tal medida deshumanizaría todo vestigio de bienestar basado en principios humanistas en los países de mayor desarrollo del planeta.
¿Qué queda para nosotros? Este tema lo tomó el Sr Guido Camú en su programa Ágora Mundo. En él destacó nuestro papel como naciones latinoamericanas cuando situaciones parecidas asolaron el mundo. Esto indica que en nuestra pequeñez e insignificancia como países subdesarrollados, tuvimos el alma grande al acoger a millones de perseguidos en la guerra, e integrarlos a nuestras naciones, si se la mira detenidamente una gesta humana memorable.
Hoy podemos constatar que no es así con quienes después de la II Guerra Mundial recibieron refugio en Europa, estas generaciones no han logrado integrarse a lo que se conoce por “cultura europea”, a lo más han sido asimilados siempre con el estigma de ser ajeno al país en que muchos, incluso han nacido.
Es esa actitud la que vemos en el caso danés.
Apretemos nuestro puños porque esto nunca suceda en nuestros países, en caso de un conflicto mundial en el que no estemos involucrados directamente, pero del que no podríamos eludir las consecuencias globales, del escenario que prepara en Medio Oriente, en el Báltico, y Turquía, teniendo como escenario final la confrontación con Rusia todo monitoreado desde el pentágono y la OTAN.
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