Turismo, ¿verano de aprendizajes?

  • 25-02-2016

Se termina febrero y acaba el verano, aunque cada vez se extiende más el esfuerzo de la industria turística por dilatar la temporada, lo cierto es que llegando marzo un gran número de turistas regresan a sus domicilios dejando espacio para unos pocos rezagados, treintones y sin hijos, que siguen dando vueltas hasta mediados de marzo.

Pero, ya está… fin de febrero ¡Se acabó la temporada! , y al igual que temporeros de fruta muchos comerciantes vuelven a “sus labores habituales” para comenzar el año escolar-laboral.

Y entonces… ¿Cuál es el aprendizaje de este verano?, ¿Qué concluyen las empresas, municipalidades, comerciantes y vecinos que vieron <en ocasiones> la masiva llegada de turistas a sus pueblos/ciudades?

Lo cierto es, que el turismo es una de las actividades económicas de mayor crecimiento en el Mundo. La Organización Mundial de Turismo (OMT) indica que del 2012 al 2030 el turismo en el Mundo movilizará un 80% más de personas, la Asociación Mundial de Turismo Aventura (ATTA) menciona en un estudio desarrollado entre el 2010 y 2013 que el mercado del Turismo Aventura creció un 195% sólo en los 3 años de y nuestra Subsecretaría de Turismo reafirma lo anterior indicando que este año se superó la barrera psicológica de los 4 millones de turistas extranjeros, marcando así un hito en el turismo internacional de nuestro país. Cifras que sumadas a los más de 22 millones de viajes realizados por chilenos dentro del territorio nacional nos deja con varias preguntas… ¿Qué pasa con el ciudadano de a pie que repentinamente ve cómo interminables filas de compatriotas esperan usar el cajero automático de pueblo?, ¿Cómo le explicamos al hombre que toca la bocina en el vehículo de atrás que es Él el visitante, y que debe entender que la micro rural parará en todas las esquinas, puentes y paraderos improvisados recogiendo gente que va o viene del pueblo?, ¿Cómo le explicamos al turista que nunca ha caminado a pie por el campo que los caminos de tierra no son el París Dakar?

La política pública y empresarial de los últimos años se ha enfocado al crecimiento económico y a la promoción de destinos turísticos, pero poco nos hemos preocupado de la habilitación de éstos espacios para la recepción masiva y abrupta de visitantes.

La pregunta entonces es, si estos “destinos turísticos emergentes” <e incluso los consolidados> están preparados para recibir un tumulto de gente de la noche a la mañana… y no es que queramos dejar a todos los turistas en un solo lugar, sino que la preparación de localidades para la recepción masiva de visitantes debe ser un acto planificado y no espontaneo. Ya existen buenos ejemplos sobre cómo no hacer las cosas en San Pedro de Atacama con los impactos al patrimonio natural en los salares del desierto, en la improvisada Fiesta de la Luna en Chiloé donde como aves migratorias llagan bandadas de mochileros-macheteros buscando el místico carrete chilote o en situaciones más domesticas aún, como es el desabastecimiento del dinero en cajeros automáticos de cualquier poblado del litoral central…

No basta con el crecimiento y el aumento de turistas, necesitamos promover conductas respetuosas y el desarrollo de destinos basados en la sostenibilidad de la industria turística, considerando siempre a la comunidad local como anfitrión de su propio territorio, y no como terceros beneficiados del explosivo desarrollo turístico. Y pareciera que resulta igual de importante sumar componentes de cuidado ambiental y comercio justo a estos esfuerzos, los que sumados a la gestión de destinos nos permitirá consolidar los pilares del turismo sostenible y responsable.

Afortunadamente, nuestras autoridades poco a poco han cambiado la mirada, y hoy se incorporan otras variables a las metas y desafíos de la industria. El “Plan Nacional de Desarrollo Turístico Sustentable” de la Subsecretaría de Turismo apunta a estos objetivos, y es de esperar que la ejecución del plan llegue a buen puerto. Pero estoy seguro que un documento muy bien elaborado no será suficiente ya que el turismo, y por sobre todo el desarrollo turístico en pequeñas localidades, debe ser también una prioridad de la política pública comunal: No del discurso, sino del quehacer diario de las municipalidades del país.

Hoy, si le preguntamos a cualquier Alcalde sobre el turismo en su comuna todos responderán que es una prioridad e inmediatamente se declarará como una “comuna turística”. Pero si en acto seguido le consultamos por el presupuesto municipal destinado a cumplir este objetivo, reinará el silencio…

Porque el desafío de desarrollo turístico del país no solo cae en el Gobierno o en el empresariado; soy un convencido que el gran talón de Aquiles se haya en las municipalidades de nuestro país, donde se contratan periodistas, diseñadores o arquitectos como encargados de oficinas que tienen por objetivo el desarrollo económico de una actividad comercial, el diseño de estrategias que apoyen el fomento y formalización del turismo… ¿Se imagina un Departamento de Obras municipal dirigido por un psicólogo?… bueno, en turismo pasa. Y pasa harto.

El desafío es grande, pero soy optimista y pareciera que cada vez menos. Es de esperar que los valores de la sostenibilidad trasciendan a las Universidades y centros de formación técnica a fin de tener más y mejores profesionales, comprometidos con la gente y con la consolidación de destinos turísticos en pequeñas localidades, quienes podrán ver cómo el turismo se trasforma en una herramienta de desarrollo económico local para las personas y familias que más lo necesitan.

Director Ejecutivo
Regenera ONG|NGO
www.regeneraong.cl 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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