Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 29 de marzo de 2024


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¿Todos iguales?


Martes 31 de mayo 2016 10:23 hrs.


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Señor director:

“Iguales en el cielo y desiguales aquì abajo en la Tierra”, es la regla que rige la concepciòn de  los creyentes y muchos de   éstos , siguiendo este principio en todas sus consecuencias, llegan a soportar en su contra  injusticias, abusos y hasta abominaciones sin nombre.

En polìtica no sucede algo muy diferente pues si bien la ley nos considera a todos como iguales, la vida real y cuotidiana nos muestra a cada instante que la situaciòn de la gente ordinaria que somos la gran mayorìa es diametralmente diferente a  la de la minorìa que guarda celosamente en sus manos las riendas del poder, econòmico y polìtico.

Asì, a ningùn chileno o chilena podràn convencer de que el voto que van emitir en cualquiera de las contiendas electorales nacionales por venir tendrà el mismo valor que el voto de un Matte, de un Paulmann,de un Angelini, de una Solari,de un Luksic, de un Piñera, o de muchos otros mandamases de nuestra economìa, asì que  de algunos de los jerarcas de la nomenclatura polìtica que se ha formado a la sombra de la Constituciòn de Pinochet. Y sin embargo hay muchos chilenos que se dejan confundir con los derechos que aparentemente se les reconoce y no ven aùn el inmenso engaño de que son objeto.

En la realidad , mirados desde el exterior , los chilenos debemos aparecer como unos ciudadanos a quienes la Constituciòn nos rodea de atribuciones, las unas màs ditiràmbicas que las otras, en circunstancias que en la vida social y econòmica , en la vida real y concreta, somos unos sujetos no muy diferentes de los siervos y esclavos de la Antiguedad que dependìan por entero de sus amos.

Es verdad que para algunos de nosotros, asì para los jòvenes que manifiestan, para los trabajadores que poco a poco se organizan, para los chilenos de las regiones abandonadas que levantan la voz, para los araucanos que revindican sus tierras ancestrales, etc, el velo que ha recubierto los ojos comienza a desprenderse, de manera que cada vez son màs numerosos  los connacionales que van liberàndose  del engaño en que se les ha envuelto. Un movimiento que debiera conducirnos algùn dìa a descubrir las grandes alamedas por las que otros chilenos, antes que nosotros, intentaron transitar.

El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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