Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 16 de julio de 2024


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Agenda valórica


Lunes 13 de junio 2016 8:48 hrs.


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Hace algunos meses, a raíz de la discusión del proyecto de aborto en tres causales, se recordaba cuando el entonces presidente de Francia, Valéry Giscard d` Estaing le dijo al Papa Juan Pablo II:

“Como católico estoy contra el aborto, como presidente de los franceses considero necesaria su despenalización”.

El nuevo Ministro del Interior, en su primera declaración pública, dijo que como miembro de la Nueva Mayoría adscribía al programa de gobierno sin dobleces, incluido el proyecto de despenalización del aborto. Curioso en alguien que para oponerse al divorcio argumentaba que lo que decía su obispo y no necesitaba razones diferentes para hacerlo. Sabemos que se opone a la distribución de la píldora del día después, al aborto y al matrimonio igualitario, un conservador a ultranza,  entonces, ¿cuáles son los motivos que inspiran su nombramiento?, aunque nada de lo anterior está en el programa, no es posible negar que son parte central del eje ideológico que ha inspirado este gobierno.

En un gobierno plagado de errores de conducción desde el primer día que asumió, donde el voluntarismo para llevar adelante su programa encuentra su máxima expresión en el “realismo sin renuncia”, inquieta la forma en que son designadas sus autoridades; esta evidente contradicción entre lo que piensa en su fuero interno el nuevo ministro del Interior y las tareas pendientes, no viene sino a aumentar la incertidumbre del camino escogido para llevar a término este convulsionado cuatrienio.

Es la sensación instalada en la opinión pública que este nombramiento está más bien inspirado en la cercanía del nuevo ministro con la mandataria, que con los desafíos que la administración del Estado impone, designación nacida de lo afectivo y no del razonamiento frío que la soledad del poder exige para tomar decisiones que afectan la vida cotidiana de millones de ciudadanos.

No era un secreto para nadie la distante relación existente entre el ex-ministro Burgos y la presidenta Bachelet, con una agenda llena de contradicciones, sin una hoja de ruta que mostrara claramente el camino a seguir, con un gabinete en caída libre en la aprobación ciudadana, su salida era cosa de tiempo, incluso me atrevería a decir postergado más de lo conveniente.

En Amplitud esperamos que el gobierno aproveche la oportunidad para corregir el rumbo, aumente los espacios de diálogo, se haga de una agenda coherente y deje de gobernar para grupos o fracciones dentro de la Nueva Mayoría, que recupere la confianza perdida y se acerque a las verdaderas demandas del Chile de hoy. Necesitamos un clima de tranquilidad que propicie la inversión, recupere el camino del crecimiento y detenga el desempleo, oculto detrás del eufemismo del empleo por cuenta propia.

En Amplitud deseamos éxito al nuevo ministro, los estudiantes, los padres, los desempleados, los chilenos vulnerables y – por qué no decirlo- los inversionistas también lo requieren, pero esperamos que su visión de sociedad, y que parece estar en las antípodas de quienes detentan el verdadero poder político dentro de La Moneda, no se interponga en esos objetivos. Esperamos que la agenda valórica que hemos apoyado no se retrase, porque al parecer, de lo emprendido por este gobierno, es lo único que a esta altura representa a una mayoría de chilenos.