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El quipu de Edmundo Paz Soldán

Esta semana se conmemoran 191 años de la Independencia del Estado Plurinacional de Bolivia y el mejor brindis, a esa distancia en que se encuentran nuestras relaciones hoy, es hacerlo a través de la lectura del último libro de sus más importantes escritores de la actualidad: Edmundo Paz Soldán, aquél que dicta clases de literatura en la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, y cuya vocación literaria estuvo muy influida por el escritor chileno José Donoso.

Vivian Lavín

  Lunes 1 de agosto 2016 11:53 hrs. 
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¿Qué le dirá a su alumnos estadounidenses del curso Literatura Latinoamericana sobre los autores chilenos el escritor Edmundo Paz Soldán? ¿Qué autores de nuestra literatura nacional fueron los que él mismo leyó cuando estudiaba en su natal Cochabamba, allá en la Bolivia de los años setenta? ¿Qué lugar tienen en su formación académica e intelectual las letras chilenas? Son una preguntas que podemos hacernos nosotros mismos de manera inversa: ¿qué autores bolivianos están dentro del imaginario chileno al hablar de literatura latinoamericana? Con sus respuestas podemos entender qué es lo que sucede entre Chile y Bolivia cuando apenas nos leemos, apenas nos conocemos. Esta semana se conmemoran 191 años de la Independencia del Estado Plurinacional de Bolivia y el mejor brindis, a esa distancia en que se encuentran nuestras relaciones hoy, es hacerlo a través de la lectura del último libro de sus más importantes escritores de la actualidad: Edmundo Paz Soldán, aquél que dicta clases de literatura en la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, y cuya vocación literaria estuvo muy influida por el escritor chileno José Donoso y que estará en nuestro país, en un par de semanas más, en el marco del Congreso Internacional Chile-Transatlántico junto a otras destacadas figuras latinoamericanas.

El libro se titula “Las Visiones” y es un conjunto de cuentos ambientados en un tiempo indeterminado que pareciera ser el futuro y en un lugar desconocido llamado Iris. Son relatos donde se funden la ciencia ficción con lo real maravilloso, con animales y figuras fantasmagóricas que parecieran haber salido de un cuadro de El Bosco y seres humanos atemorizados y perplejos frente a una realidad de permanente pesadilla.

Sabemos de la vida de Iris por la voz de sus habitantes, por ese coro de personajes que están en indestructible tensión esperando a que algo pase… Como ese grupo de jóvenes que viven en una casa okupa que es liderada por Lesko, quien ha adquirido la enfermedad llamada “El Desorden” debido a la experimentación con drogas alusinógenas y quien en su fiebre se prepara para el fin adquiriendo un enorme arsenal para esa revolución que está en ciernes. Nos enteramos del arbitrario sistema de justicia de Nova Isa en el cuento que le da el nombre al libro, donde un juez alcohólico comienza a ver las visiones de quienes había condenado a pesar de su inocencia, a las que se suman luego animales y personales fantásticos que lo asedian. Es que en Iris suceden cosas extrañas, como que una niña llamada Rosa quien no pronunció palabra desde que nació, a sus cinco años y cuando ya la presión sobre la madre para enviarla a un lugar para enfermos mentales era muy fuerte, ella comienza a hablar. Y entonces este autor boliviano, despliega su particular talento con el uso del lenguaje, cuando dice: “Si un pájaro dejaba de cantar, Rosa decía el pajarito desapareció del ruido. Si encontraba una hormiga muerta en el jardín, la alzaba y le decía, te visitaré antes de desrecordarte. (…) Los lánsès que se posaban en el techo de la casa eran los señores visitas, y cuando comía algo que le gustaba, decía la vida es. A la llegada de la noche ella la llamaba lo oscuro hace su nido…”. Pero Paz Soldán va más allá de nombrar lugares, personas y animales fantásticos, cuando es la estructura del lenguaje la que va modificando ligeramente, como si fuese un largo hilo rojo que él va desenrollando y anudando de maneras diversas, como si fuera su personal quipu y cuando dice en boca de un joven, a propósito de la desaparición de uno de ellos: “Nau qué. Miramos a nosos brodis con desdén, como acusándolos de no haber sido capaces de seguirnos(…) Wältt, dóstás. Te extrañamos, dóstás. En el újiàn rezan todos los brodis que te esperan”.

Estas visiones de Paz Soldán son iluminadoras pertenecen a de un mundo que él ha creado y al que invita a sus lectores a recorrerlo a través de sus personajes. Son estremecedoras cuando nos deja como lectores frente a personajes acosados por la violencia, pero sobre todo, perturbados debido al consumo de psicofármacos que les producen cambios en la percepción y conciencia de la realidad.

Un mundo alterado pero que tiene demasiadas coincidencias con el nuestro, como en su exquisita crueldad y en esos destellos de humanidad que acarician el alma.

Este libro de Edmundo Paz Soldán fue publicado por Páginas de Espuma, esa editorial española en la que Juan Casamayor, su editor,  ha decido que sea el cuento el que hable de un territorio más amplio llamado literatura producida por autores de latinoamericanos de gran talento.

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