Las demandas que establece (repetidamente) por él y por el pueblo Mapuche son históricas y han sido apoyadas con urgencia por los organismos de derechos humanos y de organizaciones relacionadas con los pueblos originarios del mundo. El caso de Chile, donde ha habido una lucha permanente por el pueblo Mapuche para le recuperación de lo que es suyo. La dictadura de Pinochet fue llevada adelante con la brutalidad conocida y con la participación interesada de los sectores industriales, económicos nacionales y de los inversionistas extranjeros. Todo fue puesto en juego para establecer una dictadura cívico- militar y de los grandes intereses mundiales. Chile ha sido el modelo a seguir para que todas las riquezas sean puestas para un mundo en el que el 1-2 % de la población –los grandes explotadores y “supuestos dueños de todo lo controlan todo. Han creado un mundo más claro e injusto: el mundo “de los que tienen todo” y” de aquellos que no tienen nada”. Chile, cuando “fue aceptado en la OCDE, demostró ser el país con más inequidad del mundo. Eso no implica ser el más pobre en su producto bruto porque pasó a ser el exportador de minerales, en pesca, energía… proporcionalmente mayor para su escasa población. También estableció formas de extractivismo tan brutales que el medio ambiente en Chile se muere rápidamente. Y todo esto ha sido hecho por un consenso político de magnates y sectores políticos que dominan el país.
El mar, el agua, los bosques, la calidad de la tierra, el aire que se respira está contaminado. Los gobiernos luego de desastres como el de Chiloé, del norte chico en la explotación de chanchos y en ciudades como Santiago, Concepción donde no hay controles efectivos de protección del medio ambiente, tienen aire irrespirable para su población.
El sistema de control económico –los bancos e instituciones financieras- ha impuesto y conseguido mediante grandes fraudes y sistemas de “crédito” y de “pensiones” de las más corruptos del mundo. Salud, educación, salarios, equidad, empleos de calidad son de los peores del mundo.
Cuando se observa las condiciones de vida de la población Mapuche –un 10% de la población total- se constata: que la falta de derechos, de recursos de salud, educación y apoyo social y acceso real a una justicia social y a su propia tierra y recursos como el agua, la energía, y respeto a sus derechos ciudadanos es inaceptable. El agua ya no existe ni siquiera para consumo humano, consumo animal o para mantener sus producciones de alimentos . Los camiones aljibe que acarrean agua a comunidades y pueblos que no la tienen la usan como arma política. Y esto se ve también en otras áreas (norte de Chile) cuando sus poblaciones protestan y denuncian estos crímenes ecológicos y sociales.
Las denuncias del Lonco Víctor Queipul no son novedad y reflejan la verdadera realidad impuesta en este país. La represión a las comunidades y dirigentes Mapuche se hace mediante un sistema de justicia fundamentalmente coludido con las empresas forestales, mineras, de la energía y del agua. Los asaltos a comunidades, hechos mediante una policía represiva militarizada, apoyada por un sistema legal–judicial coludido y un Parlamento en el que existe el cohecho como realidad cotidiana son la rutina que denuncia el pueblo Mapuche. Los gobiernos mandan y facilitan el empobrecimiento y represión: es la forma de asegurar la injusticia por todos lados. La infancia Mapuche sufre estas injusticias y los vemos pasar de niños que son testigos del abuso, Ellos mismos son golpeados y heridos a mansalva y que, al ir creciendo, entran a las cárceles donde se los tortura… torturas que han sido observadas y que el Mapuche, junto con los grupos de derechos humanos seguiremos denunciado. Los jefes de la policía –hoy militarizada y obediente al Ministerio del Interior- se coluden en estos crímenes. Los presos políticos Mapuche de hoy lo son porque hay un Estado que les ha declarado una guerra sucia y trata de hacerlos desaparecer con la represión y saqueo que se mantiene contra ellos.
Por estas razones, mientras no exista un país que funcione con probidad, justicia y equidad no existirá paz para los pueblos de Chile. Y tampoco para la gran mayoría del pueblo.
Los montajes que se hacen contra el pueblo Mapuche para encarcelarlos y empobrecer a su pueblo, tienen su origen en la injusticia general que domina el país. El cansancio con el sistema se traduce también en la abstención electoral generalizada que ya no quiere más de este sistema. Las huelgas cada vez mayores porque el Estado obedece a los magnates. Son los Luksic, Matte, Angelini, Paulmann, Piñera y otros asociados los que se quejan de que “el país se cae a pedazos”… Evidentemente dicen su verdad porque son ellos mismos los que sacan los pedazos que ellos roban a diario, y que niegan los recursos a todos los pueblos para una vida que hoy, está privada de la dignidad mínima que toda sociedad democrática debe ofrecer. Por ello, ante el poder de los magnates y especuladores, se va creando una enorme masa de descontentos en los que se identifican diversos sectores con sus identidades y derechos respetados. La necesidad de un frente nacional, de pueblos y comunidades, por sus derechos y para recuperar la libertad, justicia y democracia para todos. Y para reemplazar la falsa democracia que solo asegura el modelo represivo e injusto que los candidatos tratan de mantener.
Es obvio que la lucha Mapuche no descansará y seguirá sitiando a los que usurpan sus derechos. La democracia en Chile no existe y la desobediencia civil se generaliza en frentes cada vez más amplios contra los partidos que se venden y fusionan manteniendo la injusticia del sistema. Una nueva cara de la lucha en estos frentes se va desarrollando. Los gobiernos fraudulentos, represores de todo orden, van a desaparecer.
La urgencia de apoyar al pueblo Mapuche y parar los frentes racistas que hoy exigen más y más represión por parte del Estado contra el Mapuche. Esta lucha ayudará a poder fundamentalmente para democratizar también a Chile.