Señor Director:

Los chilenos tenemos tendencia a olvidar que nuestra historia remonta a mucho antes de la llegada de los españoles y que esa historia  fue protagonizada por los mapuches. Así, fueron éstos quienes opusieron  una feroz resistencia a los ejércitos del imperio inca, impidiéndoles pasar más allá del Maule y obligándoles a volverse allí de donde venían. Algunos decenios más tarde fueron los soldados de Almagro quienes sufrieron una resistencia parecida y que debiendo renunciar a sus planes de conquista  fueron empujados a regresar a Lima.

La etapa siguiente es bastante conocida :  tres siglos de lucha enconada de los mapuches para preservar su libertad y el control de sus territorios primero frente a los españoles y luego frente a las armas del Estado chileno . Este último terminará por aplastar la insurrección de nuestra etnia original reduciéndola a la condición de un pueblo sometido con ocasión de la sangrienta y mal llamada pacificación de la Araucanía.

Así, por una de esas consecuencias a las que la historia humana nos tiene habituados, el pueblo mapuche pasó a ser un extraño en sus propias tierras y un ciudadano de segunda clase en nuestro país. Una tierras que, por otra parte, rápidamente perdió, víctima  de los robos de los poderosos y víctima también de la inmigración europea que el Estado organizó para reemplazar muestra población ìndígena , completando de esta manera su famosa pacificación.

Las luchas de los comuneros mapuches de hoy en día están allí para recordarnos que ellas no pertenecen al pasado. Muy por el contrario, sus reivindicaciones y su espíritu de rebeldía frente a la injusticia les dan  una legitimidad que nada ni nadie pueden negarles y esas reivindicaciones  nos abren unos nuevos horizontes a todos quienes consideramos que el combate de los mapuches constituye uno de los fundamentos de la nación que quisiéramos construir.