La voluntad de Donald Trump contra la inmigración parece firme pese a los obstáculos judiciales que pueda sufrir y las críticas desde dentro y fuera de las fronteras estadounidenses. Tras su revés judicial con el veto a siete países musulmanes, el presidente de Estados Unidos ha ordenado elaborar un vasto plan de acción contra los sinpapeles. El nuevo plan permite reclutar a 15.000 nuevos agentes, así como ampliar las expulsiones inmediatas y devolver automáticamente a su país a los mexicanos sorprendidos en la frontera. Según los borradores que ya han comenzado a aparecer en la prensa estadounidense, Trump prevé igualmente poder perseguir penalmente a los padres que traigan a sus hijos a EE.UU.
Si la política de la administración de Barack Obama se centró en la persecución de aquellos inmigrantes que hubiesen cometido delitos graves, ahora se prepara la apertura de la veda a todos los que carezcan de documentación en regla. Once millones de personas, la mitad de ellos mexicanos, que están afectados directamente por los nuevos planes de Trump.
Algunos de los borradores que circulan por la prensa estadounidense han sido desmentidos, pero otros, como el que ha sido recientemente publicado por The Washington Post, ha sido reconocido como “documentos de trabajo” por parte de la nueva administración estadounidense. Y este borrador también apunta a que la ofensiva antimigratoria será masiva.
El departamento de Seguridad Interior, en manos del antiguo general John F. Kelly, pretendería según estos documentos aligerar las barreras legales, en especial en el capítulo más ejecutivo: las deportaciones inmediatas. Hasta ahora esta modalidad de deportación inmediata se aplicaba a aquellos inmigrantes que hubiesen pasado menos de dos semanas en el país y estuviesen a menos de 160 kilómetros de la divisoria. Pero los borradores indican que se pretende anular los límites geográficos y extender su aplicación a todos aquellos que lleven hasta dos años en suelo estadounidense.
*Por RFI