Quién es quién en las elecciones en Francia

En el contexto de gravedad inducido por los atentados - no solo terroristas - en serie desde hace casi dos años, los clivajes políticos aparecen totalmente cristalizados, y las fuerzas políticas esparcidas, con una izquierda desgarrada entre tres candidatos, y un partido de derecha tradicional agotada después de semanas de polémica.

En el contexto de gravedad inducido por los atentados - no solo terroristas - en serie desde hace casi dos años, los clivajes políticos aparecen totalmente cristalizados, y las fuerzas políticas esparcidas, con una izquierda desgarrada entre tres candidatos, y un partido de derecha tradicional agotada después de semanas de polémica.

Los próximos comicios electorales franceses tienen la particularidad de ser los más inciertos de la historia de la Quinta República (vigente desde 1958). En un panorama político moribundo, oscurecido por los recientes asuntos de desviación de fondos públicos por parte de dos de los candidatos (François Fillon y Marine le Pen) el derrumbe de los partidos tradicionales es inapelable, invisibilizados por la extrema derecha y un outsider apartidario, Emmamuel Macron. En el contexto de gravedad inducido por los atentados – no solo terroristas – en serie desde hace casi dos años, los clivajes políticos aparecen totalmente cristalizados, y las fuerzas políticas esparcidas, con una izquierda desgarrada entre tres candidatos, y un partido de derecha tradicional agotada después de semanas de polémica.

Más que nunca, Francia está al borde del abismo autoritario. Cabe destacar el proceso de afianzamiento de la extrema derecha como principal fuerza política en el país, “normalización” de su consolidación que sigue la pauta actual en Europa. Más allá de los resultados de las elecciones el próximo 8 de Mayo, asoma una real incertidumbre acerca de cómo se va a reestructurar el equilibrio político y partidario en un ambiente de aguda crisis y fracturas. Diario y Radio Universidad de Chile aclara las posiciones en las que se encuentran los distintos candidatos después el primer debate presidencial que opuso las cinco personalidades más destacadas en las encuestas de opinión (una primicia en la historia de Francia) el pasado lunes.

François Fillon (63 años): Candidato de la derecha tradicional francesa (Partido del expresidente Nicolas Sarkozy: “Los republicanos”), se ubica muy debilitado por los escándalos de malversación de fondos públicos que deslustraron su imagen pública: El que formó parte de los favoritos de los sondeos trata ahora de aparecer como el único aspirante con estatura presidencial, al poner de relieve su experiencia de exprimer ministro (2007-2012). Su campaña es claramente marcada por una “derechización” cada vez más asumida de sus propuestas, maniobra estratégica para intentar reanudar la mano sobre una parte del electorado habitual captado por la extrema derecha de Marine Le Pen. Seguridad, contra la violencia interior y exterior, austeridad económica (despido colectivo de funcionarios, cortes presupuestarios masivos, reforma del sistema pensional y social)  para encarar el problema del endeudamiento estatal, y estabilidad institucional son los tres pilares de su programa. Más allá de sus propuestas, argumenta que sería el único en poder lograr una mayoría en el Parlamento. Candidato de una nostalgia nacional, demuestra su voluntad de “encauzar Francia en un camino que la llevará a ser la primera potencia europea en diez años”. Según las encuestas de opinión, cuenta ahora con un 19%* de intención de voto.

Jean Luc Mélechon (65 años): Candidato de “Francia insumisa” (coalición de la extrema izquierda, que congrega al Partido Comunista y al Partido de Izquierda) y exmiembro y ministro del partido socialista (hasta el 2008), el componente central de su proyecto para el país es la transición a la Sexta República y la dicha “Revolución Ciudadana” que daría por terminada la Quinta República mediante la implementación de mecanismos participativos directos: “Sería el fin de la monarquía presidencial”, pregona. Famoso por su elocuencia y su humor cínico, el orador identifica los fundamentos de su “Revolución” como los siguientes: enfrentar radicalmente la crisis ecológica (acabar con la energía nuclear – aquella que representa el 70% de la producción en el territorio – y dirigirse hacia un 100% de energías renovables), erradicar la “miseria inaceptable en un país tan desarrollado” con más mecanismos redistributivos (impuestos mayor a la riqueza, lucha contra la evasión fiscal) y renegociar los tratados europeos (o salir de la Unión si el bloqueo por parte de los demás miembros resulta insuperable) con fines de reorientarlos contra el ultraliberalismo económico. Muy crítico de las actuaciones en materia de política exterior de los últimos gobiernos, quiere otorgarse el sitio del “Presidente de la paz”, al denunciar la “militarización” de las fronteras europeas, y tendiendo la mano a la acogida de más refugiados políticos. Según los sondeos, cuenta con un 12%* de intención de voto.

Marine Le Pen (48 años): Candidata de la extrema derecha (el “Frente Nacional”), lidera por primera vez las intenciones de voto en las encuestas de opinión volviéndose protagonista de una situación sumamente preocupante e inédita en Francia. Sus temas predilectos son la inseguridad y la inmigración, con los cuales articula su estrategia política fundada en la difusión del temor al exterior, y a los extranjeros. Aunque ha logrado dar un rostro “respetable” a su familia política, sus posturas se enmarcan en las mismas tradiciones, caracterizadas por un discurso brutal en contra de un supuesto “comunitarismo” y la defensa de las raíces de la cultura francesa según una concepción de aquella esclerótica. Autoafirmada como el “escudo” contra los peligros de la globalización, en contra de toda estructura supranacional, su caballo de batalla es el la salida de la Unión Europea (el “Frexit”), el regreso al “Franco” (antigua moneda nacional) y el reestablecimiento de fronteras cerradas. Campeona de la “independencia nacional”, su proyecto se plasmaría básicamente en un retroceso teñido de xenofobia (y particularmente de islamofobia), de autoritarismo y de división entre los ciudadanos mediante un menoscabo al principio de laicidad. Según los sondeos, cuenta con un 27%* de intención de voto.

Emmanuel Macron (39 años): Candidato más inesperado de la campaña electoral, exministro de economía de François Hollande y antiguo  banquero, quiere plantearse como una figura “fuera del marco de los partidos institucionales”, presentándose como la única alternativa al Frente Nacional. Después de haber creado su propio movimiento “En Marcha” en Abil 2016, su proyecto reivindica un “cambio profundo”, y un soplo de aire fresco en la política francesa. Aliado al principal partido del Centro en Francia (el MoDem), defiende una visión empresarial de la gestión del Estado. Pragmatismo y aceptación de las reglas de la modernidad son las virtudes que proclama el joven hombre de estado parece dominar la batalla de las imágenes públicas. Centralista “a ultranza” al gusto de unos, su plan de flexibilización de la economía y de lucha contra la caída del sistema social y educativo padece de ciertas incoherencias. Recientemente, fue acusado por sus oponentes de haber recaudado fondos por su campaña con el apoyo de unos lobbies. Según las encuestas de opinión, se ubica codo con codo con Marine Le pen, contando con un 25%* de intención de voto.

Benoît Hamon (49 años): El candidato del partido socialista tiene la gracia de haber creado asombro tras su coronamiento por la izquierda en la primaria del tradicional partido socialdemócrata de Francia, el Partido Socialista del actual presidente François Hollande, con un programa radical en muchos aspectos. Tratando de crearse un espacio en el fuego cruzado de Jean Luc Melechon (con el cual comparte varios temas, lo que divide su electorado) y Emmanuel Macron (por el cual muchos líderes del Partido Socialista han desistido su campaña, destacando razones de mayor proximidad ideológica), espera seducir a los electores con un “futuro deseable”. Este último se asentaría en propuestas progresistas bastante novedosas, incluyendo un Salario Universal de Existencia para luchar contra la precariedad de los más desfavorecidos, y mecanismos de participación ciudadana directos. Logró asegurarse el apoyo del partido ecologista (Europa Ecología Los Verdes), y propone un ambicioso plan al respecto de la cuestión ambiental. Estatista convencido, se compromete en dar un impulso cualitativo al servicio público y se plantea como defensor de la laicidad. Según las encuestas de opinión, cuenta con un 13%* de intención de voto.

*según la encuesta de opinión cotidiana de “OpinionWay” para el diaro “Les échos” del día 16/03/2017.





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