Señor Director:
Se puede comprender el interés de la derecha por hacer olvidar los acontecimientos que conmovieron a nuestro país el 2 y el 3 de Abril de 1957. Una revuelta popular de esas proporciones puede ser un ejemplo en los tiempos que vivimos, y el solo recuerdo de esos hechos puede hacer transpirar de miedo a los poderosos.
Sin embargo, aparentemente no solo la derecha desea pasar en silencio este aniversario pues también los partidos que se autodeclaran de izquierda están dejando pasar discretamente esta fecha, temerosos seguramente que su eventual reproducción deje al desnudo su ya escandalosa dimisión.
Lo cierto es que el 2 y el 3 de Abril de 1957 marcaron un hito importante en la historia de la rebeldía popular y constituyen también una ilustración más de cómo reaccionan bestialmente el poder y sus fuerzas armadas. En efecto, estas últimas , frente a un gobierno sobrepasado por los acontecimientos, tomaron ,con su brutalidad de siempre, el control de las calles en lo que sus generales llamaron en esa época la “batalla de Santiago” (aunque la asonada afectó también Concepción y Valparaíso).
Por fin, de estos acontecimientos queda el recuerdo de unas luchas sociales que no necesitaron de la dirección de ninguna organización política y de la capacidad de un pueblo para rebelarse cuando los abusos a que lo someten alcanzan un clímax.
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