Señor Director:
Como estudiante de enseñanza media, vengo a hablar de un tema muy controversial en la sociedad: la jornada escolar completa, y con esto no me refiero hasta las 4 pm si no, hasta las 6 de la tarde, lo que encuentro excesivo.
Hay que comenzar aclarando que lo que nos estresa a los estudiantes son las notas y el tiempo. Numerosos colegios, como el mío, someten a sus estudiantes a jornadas completas con un horario más largo que el de una jornada laboral: una práctica peyorativa, insólita, y nada pedagógica. Para comenzar, después de una larga jornada escolar, los estudiantes estamos exhaustos, y no damos más. Por lo que llegar a nuestras casas a seguir estudiando, como se nos ve obligados, se hace un suplicio, y nuestro cuerpo, por razones de agotamiento extremo, nos ruega a gritos tomar un descanso, lo que no está dentro de las posibilidades si es que queremos tener un buen desempeño académico. Por otro lado, al tener un tan gran porcentaje de nuestro tiempo ocupado en el colegio tenemos muy poco tiempo para estudiar en nuestras casas, lo que nos provoca una situación de angustia, que conlleva al bloqueo y malas notas; esto nos muestra concretamente las consecuencias negativas de esta práctica. Además, el tiempo no nos da para hacer lo que nos gusta y nos relaja, por lo que el estrés se transforma en un parásito rutinario del que no se puede escapar.
Para finalizar, puedo decir, con toda certeza y desde el punto de vista de alguien que vive este fenómeno que la jornada escolar completa es la causante principal del agotamiento, la angustia, malas notas, y estrés en la gran mayoría de los estudiantes sometidos a esta práctica: por esta razón creo que las jornadas deberían tener una cantidad de horas máxima establecidas, 8 horas, cosa que los alumnos de más bajos recursos puedan almorzar y tomar té en el colegio, pero que los horarios no provoquen las consecuencias ya nombradas y poder estudiar tranquilos, y disfrutar de la juventud, y con esto las maquinas estudiantiles que somos hoy en día podríamos transformarnos en humanos, e incluso en verdaderos individuos.
El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.