Señor Director:

Lo menos que se puede decir es que el advenimiento del Frente Amplio ha sido acogido con enorme simpatía por todos aquellos que estábamos ávidos de una luz de esperanza en medio del siniestro paisaje político nacional. Tanto más cuanto que los jóvenes dirigentes que participaron en la fundación de este conglomerado han mostrado un comportamiento político impecable en los últimos años.

Sin embargo este acontecimiento nos obliga a ciertas reflexiones para evitar malos entendidos que podrían  tener consecuencias importantes para la suerte de esta iniciativa  a corto o mediano plazo.

En primer lugar habría que decir que en los 65 últimos años el Chile político conoció ya , por lo menos en dos ocasiones, unas iniciativas análogas, aunque no completamente iguales, que buscaban renovar de arriba para abajo nuestra vida ciudadana. Me refiero en primer lugar a los miembros de la juventud conservadora que rompieron con su Partido para formar la Falange , que sería enseguida el PDC, y en segundo lugar a los miembros de la Juventud Socialista que se escindieron de ésta para formar el MIR.

La trayectoria del PDC es bien conocida como para quedarse en ella, pues bien sabemos que muchos de los jóvenes con sensibilidad social de los primeros días terminaron por  aliarse con la derecha putschista de los setenta antes de volver a los principios republicanos a fines de la dictadura . Muy por el contrario, el MIR pagó con la vida de sus dirigentes y militantes su línea política radical, pero no logró, como lo había proyectado, modificar sensiblemente la estructura de la izquierda tradicional pues ésta volvió a reconstituirse después de Pinochet  en circunstancias de que el MIR desaparecía por completo.

Existencias bien diferentes sin duda pero bastante efímeras, pues si el PDC sigue existiendo es difícil encontrar a alguien hoy en día que crea que se trata de la misma organización, y lo cierto es que toda la influencia que los DC llegaron a tener entre los trabajadores se ha esfumado por entero. En lo que se refiere al MIR , que fue en un comienzo un movimiento esencialmente estudiantil, él logró conquistar una base social entre los pobladores y los campesinos pero no así entre los obreros que han sido siempre los destacamentos más combativos en los combates populares.

Y es allí donde al Frente Amplio le aprieta el zapato, es decir en su escasa o  más bien nula representatividad en el mundo de los trabajadores, y en particular de los más explotados, que son los únicos que pueden dar la garantía de unos cambios profundos y fecundos en nuestra sociedad . Si ello no cambia,  el Frente Amplio corre el riesgo de no ser más que una organización juvenil con un electorado casi únicamente  universitario y esto ya lo hemos visto.