Señor Director:
Sin duda que la gran misión que tendrá el gobierno que asuma en las próximas elecciones dice relación con cumplir con altísimos estándares de transparencia. En un contexto donde la ciudadanía está cada vez más exigente y crítica con la seguidilla de escándalos en cuanto a la relación política-dinero, sería imperdonable para el próximo presidente un nuevo Caval, ni mencionar lo que podría ocurrir si se descubre que partidos que apoyaron al próximo elegido estuvieron realizando inversiones a lo PS: resulta que la institución no sólo estaba al servicio de los privados (al menos las cúpulas), si no que además resulta SER una institución privada, una empresa. Las consecuencias serían pérdida de confianza y credibilidad inmediata.
Básicamente es un momento histórico para el país, puesto que estamos en una situación en donde a los políticos se les está exigiendo desde una perspectiva ética. Las excusas del tipo actué bajo todos los estándares legales ya no es suficiente. Dicho esto me surge la siguiente pregunta: ¿Qué tanto impacto tendrá este escenario en la gestión el próximo gobierno? Solamente el tiempo lo dirá, lo importante es que sea cual sea la candidatura que se adjudique el sitial de La Moneda, no sólo está representando a cierto grupo de interés o coalición, si no que al sistema político entero.
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