A 32 años de su desaparición, la hermana de Boris Weisfeiler exige verdad y justicia

Más de treinta años después que Boris Weisfeiler desapareciera en las cercanías de Colonia Dignidad, su hermana Olga continúa en su lucha por saber la verdad sobre lo que pasó con él, la que ahora se enfoca en evitar el cierre de la investigación sin imputados. "Todos me dicen que hasta cuándo vas a aguantar. No lo sé, por el resto de mi vida, probablemente", asegura.

Más de treinta años después que Boris Weisfeiler desapareciera en las cercanías de Colonia Dignidad, su hermana Olga continúa en su lucha por saber la verdad sobre lo que pasó con él, la que ahora se enfoca en evitar el cierre de la investigación sin imputados. "Todos me dicen que hasta cuándo vas a aguantar. No lo sé, por el resto de mi vida, probablemente", asegura.

En enero de 1985 el matemático ruso-estadounidense Boris Weisfeiler desapareció en las cercanías de Colonia Dignidad, lugar al que llegó a pasar sus vacaciones y mochilear en la precordillera de la zona, y desde ese momento una serie de versiones y conjeturas se han tejido alrededor de su caso, las que han sido investigadas por distintos magistrados.

Un capítulo más del proceso se puede abrir en las próximas semanas cuando la Corte de Apelaciones, eventualmente, escuche los alegatos del recurso presentado por la hermana de Boris, Olga Weisfeiler, que busca anular el fallo del juez Jorge Zepeda de aplicar la categoría de delito común al secuestro y desaparición del profesor de la Penn State University, así como a la absolución de los militares y carabineros procesados en este caso.

Olga Weisfeiler conversó con Radio y Diario Universidad de Chile sobre lo que ha significado el proceso judicial sobre el caso de su hermano, el cual comenzó en 2000 cuando interpuso una querella criminal, curso investigativo que fue cerrado en 2015 por el ministro de la Corte de Apelaciones, Jorge Zepeda, aplicando la prescripción y negando que se tratara de un caso de violación de derechos humanos y absolviendo a los ocho militares y carabineros que habían sido sometidos a proceso en 2012.

La hermana de Boris Weisfeiler se mostró muy crítica de la labor realizada por el juez Zepeda quien -asegura Olga- , por ejemplo nunca puso un pie en la embajada de Estados Unidos para recabar información sobre los documentos clasificados de la repartición sobre el caso, ni por la enigmática aparición de un tal “Daniel”, quien se acercó a la embajada diciendo pertenecer a las Fuerzas Armadas chilenas y que habría participado de la detención de Boris junto a una patrulla militar.

Además, Olga Weisfeiler planteó cuestionamientos al sistema judicial antiguo, que es el que lleva adelante la investigación de los casos de crímenes de lesa humanidad, ya que, a su juicio, este otorga muchas atribuciones a los jueces, teniendo las víctimas que confiar casi únicamente en el criterio que pudiera expresar el magistrado.

“Creo que está mal que los casos de derechos humanos sean investigados por el antiguo sistema judicial donde todo depende del juez, lo que puede investigar o no la policía. Si la policía quiere investigar un vínculo, pero el juez no, no lo pueden hacer, no están permitidos por la ley”.

Por un breve período, el juez Alejandro Solís se hizo cargo en mayo de 2002 del caso luego que el juez Juan Guzmán dejara el proceso en mayo de 2005, siendo el trabajo de ese magistrado el más satisfactorio para Olga ya que incluso Solís intentó interrogar al jerarca de Colonia Dignidad, Paul Schäfer en el hospital, después de ser detenido, pero el anciano “sólo miraba al techo y nada más. No dijo nada”, señaló Olga Weisfeiler.

El papel cumplido por el enclave alemán en la desaparición de Boris Weisfeiler uno de los tantos enigmas, ya que algunos de los testigos del caso señalan que el matemático fue entregado a los regentes del lugar y que en las instalaciones de la Colonia habría sido torturado y, eventualmente, ejecutado, probablemente bajo el argumento de que Boris era originario de Unión Soviética y era judío, dos factores más que suficientes para generar el desprecio entre los líderes del enclave alemán.

Incluso se ha planteado la hipótesis que Boris Weisfeiler pudo haber sido tomado por un cazador de nazis y agente del Mossad, la agencia de inteligencia del Estado de Israel.

Sobre el rol y apoyo del gobierno chileno para la resolución de este caso, Olga Weisfeiler comentó que se reunió con Michelle Bachelet cuando era ministra de Defensa en 2000, momento en el cual le prometió ayudarla, lo mismo que otras autoridades, lo que, sin embargo, no se ha concretado en avances en la investigación.

“Me empecé a cansar después de 17 años, de escuchar de diferentes personas, no solamente de ella, sino también el ex ministro del Interior José Miguel Insulza en 2004, numerosos abogados de derechos humanos, todos decían que harían todo lo posible, pero después de 17 años de investigación nada ha pasado”.

El caso de la desaparición de Boris Weisfeiler ha sido comparado por el del ciudadano estadounidense víctima de la Dictadura Charles Horman, que inspirara la película “Missing”, no obstante Olga expone algunas diferencias entre uno y otro, ya que en el caso de Horman su cuerpo sólo estuvo desaparecido por algunos meses, y su familia sabe lo que pasó con él: “Yo estoy buscando la verdad. Estoy buscando saber qué pasó, cuándo pasó, por qué pasó, y dónde está su cuerpo”.

Olga Weisfeiler expresó su desazón por no poder entregar su testimonio ante la justicia, sus sentimientos y pareceres respecto de lo sucedido con su hermano, por lo mismo se muestra “esperanzada” que la Corte de Apelaciones sí pueda considerarla, pero una vez más se le dijo que no tenía permitido nada de esto.

Esto fue lo que la llevó a escribir una declaración en la cual expresarse sobre el proceso judicial que se ha llevado desde 2000 hasta ahora.

Olga Weisfeiler señala de manera enfática que continuará con su búsqueda por verdad y justicia “hasta que pueda físicamente”, por lo mismo ya han sido 17 veces las que ha viajado a Chile para supervisar los escasos avances en la investigación por el crimen de su hermano.

“Todos me dicen que hasta cuándo vas a aguantar. No lo sé, por el resto de mi vida, probablemente. No tengo ninguna opción porque es dominante en mi vida, en mi cerebro sólo puedo pensar en esto, sólo puedo hacer esto. Cada vez que vengo a Chile, pienso que tal vez estoy dando un paso adelante, qué puedo hacer después de eso. Nada”.

Olga aseguró que de no encontrar respuestas en la justicia chilena, de todas maneras recurrirá a organismos internacionales en búsqueda de verdad y justicia, a pesar que asume que debido a los tiempos que podría tomarse el proceso tanto en la Corte de Apelaciones como en la Suprema, “no sabe hasta cuándo podrá resistir. Simplemente no lo sé”, concluyó.





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