Hace 7 semanas, Theresa May convocó a nuevas elecciones generales convencida de que apabullaría en las urnas a los laboristas de Jeremy Corbyn, lo cual sobre el papel, le permitiría tener un poderoso mandato para negociar el Brexit.
Sin embargo, May se fue desplomando como candidata, ya que no ha logrado conectar con los ciudadanos que la ven como una líder lejana y poco carismática con unas propuestas que parecen más de ultraderecha en temas de control de la inmigración, ayudas sociales y derechos ciudadano, mientras que Corbyn con su sencillez y sus propuestas de mayor presupuesto para la educación, la salud, incremento del salario mínimo y la renacionalización de la energía, los correos y las ferrovías, entre otros, terminó creciendo en popularidad sobre todo con el electorado más joven.
De acuerdo a los últimos sondeos de opinión, lo más probable es que Theresa May y su partido, el conservador, gane este jueves las elecciones generales, pero sin lograr la mayoría. Al menos así lo confirmaban las impresiones a boca de urna, la que le daban a los conservadores 314 escaños, 17 menos que los que tienen actualmente; mientras que los laboristas podrían sumar unos 34 más a los 229 que tienen hoy.
De mantenerse la tendencia, e resultado afectaría a la premier en su negociación para la salida de reino unido de la Unión Europea y, de paso, la debilitaría como líder de un partido que históricamente no ha tenido inconvenientes para cambiar de mando.