El Banco Central publicó recientemente la Encuesta de Expectativas Económicas (EEE) de junio. Entre sus resultados, la media de los ejecutivos entrevistados estimó que la debilidad de las cifras del primer cuatrimestre 2017 es transitoria -no obstante el nuevo recorte de expectativas de crecimiento para este año desde 1,6% a 1,5%- y que en los próximos años el PIB volvería a ritmos del 2,5% y 3% anual en 2018-2019.
Se trata de una buena noticia, en la medida que, a pesar que el crecimiento esperado sigue bajo el rango de incremento del PIB potencial -del orden de 3.5% o 4%, según diversos especialistas- las cifras parecen indicar el inicio del fin del ciclo a la baja iniciado en 2013 y cierto mayo el optimismo y confianza, hecho que podría incidir favorablemente en un ulterior aumento de las inversiones, actividad y empleo.
Otro factor indiciario del nuevo espíritu es la perspectiva expresada por los consultados en el sentido de que se espera que la tasa de política monetaria se mantenga en 2,5% por al menos un año, para comenzar a elevarse recién hacia fines de 2018 a 2,75% y 3% en 2019, en línea con los previsibles nuevos aumentos de las tasas en EE.UU., donde la FED resolvió recientemente un tercer incremento hasta 1%/1.25%, decisión que revela la convicción de la autoridad monetaria de que la economía norteamericana está alcanzando niveles de normalización que aconsejan el alza para evitar brotes inflacionarios, al tiempo que en Chile no debería haber eventuales retrocesos de la actividad por razones de ajuste monetario.
En los hechos, para el corto plazo, el consenso anticipó que el Imacec de mayo habría mostrado una variación de 1% interanual, por lo que, el segundo trimestre, la economía también crecería a igual ritmo, aupada por las bien ancladas expectativas inflacionarias que, tanto en su medición interanual a diciembre de 2018, como a 24 meses (horizonte de proyección del BC) apuntan a 3%.
En el corto plazo, los consultados esperan leves alzas del IPC de 0,1% para junio y de 0,2% para julio.
Sobre la eventual “importación” de inflación, los encuestados creen que el tipo de cambio estará en el orden de los $670 en el corto y mediano plazo, no obstante diferencias de apreciación que apuntan a un debilitamiento del dólar a nivel internacional y que podría afectar el cambio en Chile, ámbito donde los factores más bien políticos -nacional y extranjero- comienzan a incidir con mayor fuerza en las expectativas económicas.
En efecto, los grandes inversionistas llevan buena parte del último tiempo apostando a un retorno de Sebastián Piñera a La Moneda, expectativa que ha impulsado el IPSA en dólares en la Bolsa en más de 50% en los últimos 12 meses. Sin embargo, las vísperas de primarias, la dureza de los últimos foros, así como el hecho que el candidato de la centroderecha, no obstante marcar siempre el primer lugar en las encuestas, se mantiene estacionado en el orden del 25%, parece estar incidiendo en las esperanzas de los analistas.
Por de pronto, la clasificadora de riesgos Fitch, alertó recientemente que el resultado de las elecciones podría afectar la calidad crediticia de Chile con Perspectiva de Clasificación Negativa, derivada del entorno de bajo crecimiento económico y fuerte aumento del déficit fiscal que ha llevado a duplicar la carga de endeudamiento del país en los últimos cinco años. El próximo Gobierno, por consiguiente, enfrentará el desafío de un plan creíble de consolidación fiscal, lo que será clave para sus perspectivas de clasificación.
Dicho informe se añade a las opiniones que generó en el mercado el programa de Alejandro Guillier, donde el candidato mejor posicionado para ganarle a Piñera señala que no es partidario de la actual libre flotación del dólar -factor clave en la política monetaria del Banco Central- y propone volver a una de control cambiario, cuestión que, sin embargo, fue aclarada horas más tarde como un “error” en la compaginación e inclusión del párrafo citado.
Así y todo, con la amplitud y diversidad de propuestas de cambios en materias económicas planteadas en los programas de los candidatos de los distintos sectores, el optimismo de los últimos meses podría transformarse en preocupación en particular en determinados sectores claves para el crecimiento.
En todo caso, la confianza que pudiera faltar a los inversionistas en Chile no coincide con la que expresan ahorrantes externos, quienes elevaron a categoría de éxito la reciente emisión de un bono del Gobierno por US$ 2.300 millones, el que fue colocado a costo inferior al de las emisiones del año pasado, con un “spread” mucho más bajo y fuerte demanda por parte de inversionistas institucionales extranjeros.
El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, resaltó una conducta que muestra que se mantiene “una percepción positiva de los inversionistas internacionales sobre la fortaleza institucional y económica de Chile” y constituye “la demostración explícita de confianza en el futuro económico del país”. Es de esperar que aquella se mantenga si los resultados electorales no coinciden con las expectativas.