Señor Director:
Este año he sido censista y pude ver la realidad de la gente que los partidos de izquierda aseguran proteger, pero que siguen siendo ignorados y segregados por la sociedad. Esto me llevó a platear la siguiente pregunta: ¿la izquierda en Chile es de izquierda?
Son innegables algunas diferencias entre los gobiernos de Piñera y los de la ex concertación, las cuales son, principalmente de carácter económico y social. El gobierno de Piñera fue claramente beneficioso para la economía nacional, pero su debilidad era el fuerte de la “izquierda”, las obras sociales. Pero aquello no es el punto que vengo a plantear, el problema que quiero mencionar es la incapacidad de la nueva mayoría para hacer un cambio en el sistema que tanto critican y con el cual logran el voto popular.
Aquello se puede notar claramente en los estudios delo CEPAL, los cuales muestran que, a pesar de ser el país con el menor índice de pobreza de América latina, hemos aumentado respecto al año 2012, año en el cual el 11% de la población era pobre, mientras que en la actualidad el número ha llegado al 11,7%. Eso llega a ser casi insólito considerando las promesas de nuestra actual presidenta Michelle Bachellet y la Nueva Mayoría.
Ya hace tiempo que los partidos de izquierda caen en demagogia, “apuñalando por la espalda” a todos quienes esperaban un cambio en como nuestro país “se mueve”. Además el gobierno actual olvida los intereses de quienes prometen representar, dejándoles “tirados” a su suerte en un mundo en que no tienen voz.
Todo lo que he escrito hasta el momento parece señalar que estamos incurriendo en el mismo error del período parlamentario, estamos confiando en capitales extranjeros y tenemos dos opciones políticas supuestamente distintas, pero que en el fondo son lo mismo, lo cual llega a ser preocupante para el futuro de nuestro país.
Lo anteriormente mencionado está generando la crisis del sistema actual, ya que sin un bloque de izquierda se están ignorando las empresas nacionales, dejándonos a merced de empresas extranjeros, en un futuro incierto en el cual un mineral definirá la economía de nuestro país, por tanto, la manera en que vivimos.
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