Un nuevo ejercicio democrático y todos parecen haber ganado, algunos al menos en experiencia. Demostración inequívoca, dicen, de que las instituciones funcionan. Las Primarias de ayer dejaron, sin duda, enseñanzas que deberían considerar los políticos. Y, obviamente, también los ciudadanos que los afirman en tal categoría.
Los resultados finales no sorprendieron y, tal vez por eso, tienen poca importancia. Las enseñanzas que podrían haber dejado son atisbos de cómo ven los políticos la realidad en que nos movemos. No solo en nuestro país, sino en la aldea en que la globalización ha transformado al mundo.
La pregunta que surge es si en los debates que precedieron a la votación hubo novedades. Muestras, al menos, de que una parte de los políticos chilenos tiene conciencia del mundo en que están viviendo y de cuáles son las respuestas que se adecúan a la realidad local. Si tienen conciencia de que el mundo que les corresponderá dirigir presentará desafíos básicamente similares en cuanto a equidad, pero diferentes respecto a soluciones y a la dimensión de posibles quiebres.
Lo que se pudo ver en la derecha fue lo esperado. La mirada conservadora es tratar de mantener todo intocado, para que el poder continúe en sus manos. Por tanto, Sebastián Piñera no tenía por qué sorprender. Es posible que se haya visto obligado a acentuar algunos guiños a la derecha más dura. Manuel José Ossandón, hizo lo que le exigía su papel del derechista popular. Y Felipe Kast, mostró aportes que para su sector son desusados, pero que para el resto no pasan de ser tímidos intentos que caminar con los tiempos, sin sobrepasar los límites que impone la religión y los viejos dictados de la moral sometida a dictados divinos.
Las novedades debían venir del Frente Amplio. Beatriz Sánchez y Alberto Mayol hicieron su trabajo. Mostraron una cara política adornada con cosméticos más novedosos. Sobrepasaron los moldes establecidos y se atrevieron a denunciar el sistema que nos rige como el engendro creado por una dictadura para beneficio de los grupos tradicionales de poder. Sin embargo, las propuestas para seguir adelante no hicieron honor al mundo que ellos deberían representar. Los desafíos nuevos quedaron en el aire.
Todo parece indicar que el escenario en que nos estamos adentrando viene plagado de retos complejo. El primero de ellos ¿Cómo hacer más innovador a Chile? Los datos que hoy se manejan son desalentadores. La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) no considera a ninguna nación latinoamericana entre las 25 más innovadoras del mundo, pese a que en nuestro sector se encuentran tres (Brasil, México y Argentina) de las 25 economías más grandes del planeta. Y este no es un detalle baladí. El futuro que se avecina exigirá respuesta a nuevas adecuaciones en el campo laboral. La robotización no es más que una de ellas, pero traerá consigo más amenazas de desempleo si es que la situación se mantiene como ahora.
¿Qué piensan los políticos chilenos acerca de la nanotecnología, de la biociencia, de la inteligencia artificial? No lo sabemos, como tampoco si es que han pensado siquiera en formar equipos que puedan prepararlos para las contingencias que trae ese futuro.
Aquí hablar de transhumanismo parece de ciencia ficción. Pero tales concepciones se encuentran en el mundo al que arribaremos pronto. Y si no hacemos nada por prepararnos, seguiremos en el atraso en que nos encontramos. El viejo sueño de ser desarrollados algún día, se ve cada vez más lejano en el horizonte que pueden esbozar los políticos que hoy manipulan nuestra sociedad. La exigencia es mayor para los jóvenes que emergen, pero estos tampoco están dando muestras de haber incorporado tal realidad a su perspectiva del Chile que sueñan.
Resulta urgente que la política nacional eche una mirada a lo que ocurre en el mundo al que llegaremos pronto. Que se prepare para aportar iniciativas que nos aseguren mantener bajo control a organizaciones que ya están manejando aplicaciones que operan con potentes algoritmos que hacen que el ser humano y su trabajo pierdan importancia.
¿Cómo responderá la democracia chilena a tales desafíos? Aún no tenemos las respuestas, pero conocemos lo que ha ocurrido en el pasado. Sabemos el final que han tenido medidas supuestamente modernizadoras en el área de los insumos elementales como el agua. Sabemos lo ocurrido con las soluciones aplicadas en la salud, en la educación, en el transporte. Y conocemos perfectamente los forados de inequidad que crearon las soluciones adoptadas.
Hoy nos encontramos en un momento crucial. Y es necesario exigirle a quienes desean dirigir la sociedad, no solo un comportamiento ético impoluto, sino también una mirada acorde con los nuevos tiempos. Que sepan hacia dónde va caminando nuestra casa global empujada por los avances de la creatividad humana.