Señor Director:
El circo electoral de Chile, con una Constitución hecha para favorecer a magnates y especuladores, donde las riquezas naturales están al servicio de los intereses extranjeros y de los que planearon y llevaron a la práctica el golpe cívico-militar-USN 1973. Nada ha cambiado en esa tónica y los gobiernos de la dictadura y post-dictadura, junto con parlamentos controlados por el cohecho y la ausencia completa de independencia de los poderes del Estado, han reprimido brutalmente a todos los sectores que exigen justicia, equidad, democracia y recuperación de las riquezas naturales para las necesidades del pueblo de Chile.
Ante este espectáculo desolador de represión e injusticias, es indignante que ni un solo candidato a la presidencia en esta elección manipulada, a la que ya se anticipa una abstención electoral masiva, igual o superior a la anterior (de un 60%) una de las tareas fundamentales es, no concentrarse en un proceso electoral ya falseado que nada aportará, sino en exigir la nacionales del cobre, litio, agua y los recursos fundamentales para que Chile garantice una vida de calidad y dignidad para sus pueblos. Y en democracia.
Cobre, riquezas y ausencia de democracia, luchador incansable por la recuperación del cobre pone con claridad el fraude que ha sido el negociado del cobre.
A Jorge Lavandero se le ha vilipendiado de la forma más infame aunque sin haber nunca dado evidencias ni argumentos que hayan defendido los intereses de Chile, es fundamental de ser leído, difundido y puesto como uno de los objetivos principales de las luchas de nuestro pueblo y que facilitarán un buen vivir para todo nuestro pueblo y no para el 1% que controla todo. Esta es la tarea inmediata: recuperar Chile para todos y establecer una constitución legítima y legal: democrática… porque Chile sigue siendo un país sin democracia, es controlado por los intereses extranjeros y nacionales que exigen más ganancias y mayor represión. Es necesario pensar en un país digno, respetuoso y democrático.
El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.