Señor Director:

No fueron mis siete años de universidad lo que les hizo contratarme, sino que el hecho de ser de contextura  gruesa, timbre de voz grave y tono alto. Lo que se requiere para un carcelero sin duda.

Las anomalías eran de todo tipo. Desde decidía de sicólogos y enfermeros hasta trato violento de algunos tíos y acoso sexual de otros. Hice las denuncias correspondientes en el sexto juzgado de Menores y jamás pasó cosa alguna.

Incluso me atreví a mandarle todos los antecedentes (que incluía cartas de amor de un tío a una menor) por correo certificado a la entonces diputada Laura Soto (una de los campeones de la defensa de los DDHH) e hizo caso omiso.

Comida de mala calidad. Ventanas sín vidrios. Ropa de cama insuficiente. Colchones de cinco centímetros.

Eran tan frecuentes los impetigos y tan insuficientes las curaciones que opté por llevar Polividona Yodada y le hacia yo las curaciones y ¡oh sorpresa! Les pareció mal y el Jefe de la Unidad Técnica me llamó la atención.

Frente a una donación de ropa del Estadio Israelita las mejores prendas fueron para los funcionarios.

Ante tantas irregularidades Sename hizo a un lado al municipio y le entregó la administración a la Corporación Opción, una ONG tan…pero tan nueva que ni siquiera tenía existencia legal cuando se hizo cargo.

Tan nueva y tan neofita que en menos de un mes se les habían fugado treinta menores. Un pabellón completo.

Ya instalados enviaban cartas a organismos de protección a la infancia del extranjero solicitando ayuda económica. Me consta porque las en inglés eran traducidas por mi pareja.

Todo al reverendo lote…típico del Sename.