Señor Director
Luego de la nevazón del fin de semana, casi 300 mil hogares se quedaron sin energía eléctrica en Santiago. Aunque es difícil de explicar, los efectos de este tipo de evento parecen no asombrar a nadie, pues hemos desarrollado una capacidad de aceptar lo que sucede, sin mayores preguntas, y creyendo que “alguien” lo va a solucionar o que habrán responsables.
Sin embargo, desde las experiencias acumuladas frente a tantas emergencias y cuando entendamos que estos problemas nos afectan a todos y que hablan de una calidad de vida decreciente en nuestras ciudades, quizás podamos construir un programa de gobierno que priorice, el estar preparados ante los eventos naturales.
Desde la Arquitectura podemos participar y aportar soluciones a esta complicada trama de problemas que plantea el habitar. Para ello, se requiere de un trabajo colaborativo e interdisciplinario, que hoy es necesario e impostergable.
Es urgente que mejoremos la planificación territorial, apliquemos planes estratégicos que incluyan desarrollos sustentables en las urbes y trasladar las energías en forma segura, sin impactar el medio ambiente. Este hacer conciencia de lo que pasa y lo que pueda venir, nos permitirá priorizar una inversión focalizada en mejorar la resistencia de nuestras ciudades frente a los fenómenos naturales, para disminuir los niveles de daños, la incomunicación o el que las personas terminen aisladas.
Solo con una educación centrada en esos temas, podríamos impulsar un futuro con una visión más constructiva, invertir en calidad de vida urbana, sustentabilidad y medio ambiente, lo que tendrá una inmensa rentabilidad social.
El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.