Señor director:
La discusión del proyecto de aborto está por llegar a su fin. A pesar de los esfuerzos que hemos hecho por evidenciar los efectos que provocará en nuestra sociedad la promulgación de una ley como esta, la tramitación ha estado permeada de una hipocresía que ha evitado decir las cosas por su nombre.
Por de pronto, hay que dejar en claro que lo que permite esta iniciativa no es meramente interrumpir el embarazo, sino terminar directa y deliberadamente con la vida de los niños que están por nacer, en tres supuestos. Esto no admite dos lecturas: si en realidad estamos convencidos que es incorrecto atentar contra la vida de un inocente, el proyecto rompe definitivamente con este principio social básico.
Luego, más allá del uso del argumento sobre los derechos de la mujer, el proyecto no se hace cargo de lo verdaderamente importante: la situación de vulnerabilidad que viven muchas mujeres que están embarazadas. Esto se ve reflejado en la falta de compromiso del gobierno con el acompañamiento que, a pesar de ser la verdadera solución para el embarazo vulnerable, propone una regulación sumamente escueta y modesta.
La tramitación del proyecto de aborto demostró que este Gobierno no sólo tiene la intención de desproteger la vida de los niños que están por nacer, sino que su compromiso con las mujeres que viven un embarazo vulnerable no es, en ningún caso, algo verdadero.
María José Hoffmann
Diputada UDI